Aclama la crítica a ‘Spider-Man: Far From Home’

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Peter Parker podría ser perdonado por ansiar unas vacaciones al comienzo de “Spider-Man: Far From Home” (“Spider-Man: Lejos de casa”). Tras una serie de películas emotivas y extenuantes con los Avengers, un descanso suena bien. “No sabía que tenía que salvar al mundo este verano”, se queja.

Pero ya conocen el dicho: un gran poder conlleva una gran responsabilidad. Así que es cuestión de tiempo antes de que el viaje de Parker a Europa con sus amigos de la escuela se vea interrumpido por el caos que requiere la ayuda del hombre arácnido. Nos complace decir que los cineastas no se tomaron unas vacaciones también.

En esta ambiciosa y en definitiva exitosa secuela de “Spider-Man: Homecoming”, Parker cambia Coney Island y el ferry de Staten Island en Nueva York por ciudades tan emblemáticas como Venecia, Berlín, Londres y Praga. Verlo columpiarse de antiguos campanarios en lugar de rascacielos es extrañamente emocionante.

La primera mitad de “Spider-Man: Far From Home” podría ser en sí misma una historia independiente: Parker trata de tener un romance con la ruda pero vulnerable MJ (la siempre bienvenida Zendaya) al tiempo que combate monstruos junto a un grupo diverso de superhéroes. Quizá es un poco decepcionante, pero funciona. Sólo tienen que esperar: la cosa se pone más rara en la segunda mitad, cuando la película se acelera un poco y se vuelve en una especie de comentario sobre la ilusión del cine mismo. Pasa de un pop soleado a un jazz ácido, de “Saved By the Bell” (“Salvado por la campana”) a “The Matrix” (“Matrix”).

Hablando de la escuela, los espectadores que todavía no han visto “Avengers: Endgame” tienen una tarea antes de ver a Tom Holland ponerse el traje rojo y azul en esta película. “Far From Home” transcurre inmediatamente después de la conclusión de las 22 películas del Universo Cinemático de Marvel y asume que uno ya sabe lo que pasó. Además, puede que la vean entre semana, pero si piensen irse del cine antes de ver las dos codas tras la película.

El director Jon Watts regresa para ampliar el gran trabajo que hizo en la primera película, y los guionistas Chris McKenna y Erik Sommers, quienes ayudaron a escribir “Homecoming”, tienen su propio reencuentro. Igual que Jon Favreau en el papel de Happy Hogan, Marisa Tomei como la tía May y Jacob Batalon como Ned, el mejor amigo de Parker, que esta vez deja su lado nerd para mostrar que es un joven de mundo.

En préstamo de otros rincones del Universo de Marvel llegan Cobie Smulders como la agente S.H.I.E.L.D. Maria Hill y un enojado Samuel L. Jackson como Nick Fury. Spider-Man juega en esta ocasión con un par de lentes de alta tecnología que son un sistema avanzado de inteligencia, similar a la película anterior en la que interactuaba con la computadora de su traje, Karen. (Desgraciadamente no hay un cameo de Stan Lee, el ícono de Marvel fallecido en 2018).

Jake Gyllenhaal, quien ha demostrado ser un actor con un rango tremendo, luce cómodo en su debut en el género de los superhéroes pese a que tiene que usar uno de los trajes más raros de Marvel. Como Mysterio, lleva una enorme capa, pectorales al estilo del Imperio Romano, enormes guanteletes y una gran burbuja de cristal sobre el rostro como si fuera una pecera de cabeza. Pero como diría Will Smith, Gyllenhaal hace que todo esto se vea bien.

Hay que dar crédito al actor y a la diseñadora de vestuario Anna B. Sheppard, quien ha creado cuatro trajes de Spider-Man, incluyendo uno “sigiloso” que le merece el apodo de Night Monkey (Mono Nocturno) en Europa. Y también están los alucinantes efectos visuales, que te dejan atónito en la segunda mitad y se conectan no sólo con la primera película sino también con “Spider-Man: Into the Spider-Verse”, un gran cumplido para la cinta animada.

Pero seamos honestos, el que hace que todo esto funcione es Holland. Es totalmente adorable como un héroe tontuelo e inseguro de 16 años con un celular defectuoso y quien suele empeorar las cosas, disculpándose seguido. Su ingenuidad nos regresa a la década de 1950 a pesar de que está firmemente situado en el 2019, tomándose selfies mientras viaja y tratando de recordar que no se puede textear y columpiar de sus telarañas al mismo tiempo. Es realmente un Spidey para la Generación Z y es muy adecuado que apriete el botón de reinicio para Marvel.

“Spider-Man: Far From Home”, un estreno de Sony Pictures, tiene una clasificación PG-13 (que advierte a los padres que podría ser inapropiada para menores de 13 años) de la Asociación Cinematográfica de Estados Unidos (MPAA, según sus siglas en inglés) por “violencia en escenas de acción y ciencia ficción, uso de lenguaje y comentarios sugerentes”. Duración: 127 minutos. Tres estrellas de cuatro.

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