Batman Hong Kong. En oriente el crimen es honor y sangre
Una serie de asesinatos llenos de simbología asiática son retransmitidos por internet a través de la dark web, un castigo para traidores que debía ser privado, pero que acaban siendo pirateados y expuestos. Batman tendría que proteger al pirata, averiguar de dónde llego el asesino, y capturarlo, pero esta vez su camino lo llevará muy lejos de Gotham, a Hong Kong. Y en la ciudad asiática las reglas son muy diferentes, los edificios brillantes esconden a oscuros criminales y la policía está acostumbrada a formar parte de esas organizaciones. Las Triadas, las mafias más antiguas del mundo, con otras reglas, la familia, el honor y la venganza son parte de sus leyes ancestrales. Peor el hombre murciélago tendrá un aliado inesperado, un héroe local inspirado por su misma sombra.
Doug Moench es conocido por muchas obras, sobre todo con la compañía de Paul Gulacy, en Batman tuvo una larga relación en una época bastante tumultuosa, la de la caída del Murciélago, y la llegada de un nuevo Batman, la conocida Cruzada. Pero tras ella aportó mucho más al personaje. EN esta ocasión entra en un mundo muy diferente y con un crimen que se rige por reglas propias, que en occidente no conocemos, y que aún con su cercanía a otras mafias como la italiana, están llenas de matices y leyes no escritas muy diferentes.
Sacar al Hombre murciélago de su ambiente no es algo raro, y los resultados son dispares cuanto menos, pero Moench no se lía con grandes historias o epopeyas asiáticas, escribe una trama criminal, venganza, asesinatos y honor, y luego la pone bajo el prisma de la cultura china. Así, las acciones de Batman tienen que cambiar, y sus decisiones son diferentes, ya que se encuentra un mundo que se rige por tradiciones y creencias propias, y corrupciones y males semejantes a los conocidos, pero que no se pueden combatir igual.
A los lápices encontramos al creador de Drunken Fist y Tiger Wong, Tony Wong, un autor chino que decidió convertir el cómic en una industria, fijándose en lo que se hacía en USA, y con el concepto del manga japonés, creó una editorial en los lejanos 80, y se lanzó a conquistar el mundo. Con desiguales resultados, sus obras son queridas en China, pero no consiguieron gran repercusión fuera de ella.
Su trazo es muy oriental, pero su acción es muy occidental, con páginas que no tienen nada que envidiar a los autores americanos, convierte las artes marciales en movimientos cercanos a los de los superhéroes, y se gana al lector con la acción. No así con otros detalles de su dibujo, rostros demasiado genéricos más allá de las diferencias de edad, un exceso de velocidad que en los diálogos se convierten en primeros planos para crear un enfrentamiento en muchos de ellos. Aunque lleve toda la vida en el negocio, no conoce todos los mecanismos, y aún vive de ser un dibujante de cómics de artes marciales.
Batman Hong Kong es una incursión interesante de oriente en el mundo del hombre murciélago, y un cambio en el modus operandi del detective, no pasará a la historia de Batman como una de sus mejores obras, pero demuestra su versatilidad y de paso nos recuerda que hay cómics que pueden ser tan potentes estéticamente como un manwha, con un carácter americano.