Científicos indagan en la naturaleza de las experiencias cercanas a la muerte
Algunas experiencias cercanas a la muerte (ECM) —percepciones contadas por personas que han estado a punto de morir o han sobrevivido a una muerte clínica— pueden estar relacionadas con una estrategia de supervivencia animal llamada tanatosis, que consiste en hacerse el muerto para salvarse de los depredadores. Así lo sugiere un nuevo estudio de investigadores de la Universidad de Copenhague (Dinamarca) y la Universidad de Lieja (Bélgica) publicado en Brain Communications, que atribuye por primera vez un propósito biológico a las experiencias cercanas a la muerte.
“En este artículo construimos una línea de evidencia que sugiere que la tanatosis es la base evolutiva de las experiencias cercanas a la muerte y que su propósito biológico compartido es el beneficio de la supervivencia”, afirma en un comunicado el neurólogo Steven Laureys, de la Universidad de Lieja.
Los autores explican que, cuando son atacados por un depredador, los animales pueden fingir la muerte para mejorar sus posibilidades de supervivencia como mecanismo de defensa de último recurso, un fenómeno denominado tanatosis y que también es conocido como inmovilidad fingida o tónica.
“Beneficio de supervivencia durante los ataques depredadores”
Se trata de una estrategia de supervivencia utilizada “en todos los nodos principales del cladograma”, que van desde insectos hasta peces, reptiles, aves y mamíferos, incluidos los humanos, destaca Charlotte Martial, neuropsicóloga de la Universidad de Lieja. El estudio señala que los humanos que son atacados por animales grandes como leones u osos pardos, depredadores humanos como los agresores sexuales y ‘depredadores modernos’ como los automóviles en accidentes de tráfico pueden experimentar “tanto tanatosis como experiencias cercanas a la muerte”, ya que los efectos de ambos se superponen.
“Creemos que los mecanismos cerebrales detrás de las experiencias cercanas a la muerte han evolucionado a partir de la tanatosis porque ofrecen un beneficio de supervivencia durante los ataques depredadores”, escriben los investigadores en su artículo, que reúne varias fuentes de datos y literatura publicada.
“Presumimos que la mayor sofisticación del cerebro humano y la adquisición del lenguaje permitieron a los humanos registrar y compartir sus experiencias en detalle con otros, transformando así estos eventos de una inmovilidad tónica relativamente uniforme en las percepciones ricas que conforman las experiencias cercanas a la muerte”, concluye el equipo.
Al mismo tiempo, los científicos matizan que dado que los seres humanos ya no tienen enemigos naturales, en la mayoría de las situaciones que amenazan la vida (o situaciones que se perciben como tales) es poco probable que las ECM tengan un propósito biológico específico hoy en día, o su beneficio “podría ser menos obvio”.
Con información de la agencia ‘RIA Novosti’