Dolph Lundgren se presentó en La Mole 2020

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Agencias / Ciudad de México.- Ser un héroe de acción en Hollywood era todo un logro hace unas décadas, pues significaba que el actor en cuestión debía hacer sus propias escenas de riesgo y tener la habilidad para patear traseros.

Sin embargo, ahora, muchas de las secuencias están plagadas de efectos visuales, una herramienta con la que no simpatiza mucho el ícono del género Dolph Lundgren.

“Cuando inicié mi carrera en los 80, no existía el CGI (imágenes generadas por computadora), todo se hacía en celuloide y los stunts se hacían de verdad, ya sea que los hicieras tú o tu doble de riesgo. Y una vez que terminabas de filmar, no había forma de arreglar nada en la computadora.

“Con eso aprendí que para el actor es mil veces mejor estar en forma para tu papel y hacer todo en vivo, sin trucos. Pero todo eso cambió con Batman, cuando pusieron a un tipo en un traje con músculos falsos y poco creíbles”, asegura el sueco en entrevista.

Recordado por el personaje Ivan Drago en Rocky IV y ser el primer He-Man del cine, el actor de 62 años añora aquellas épocas en la que los tipos rudos también lo eran fuera de la pantalla.

“Ahora ya no existen atletas de alto rendimiento haciendo películas de acción y antes esa era la norma. Tenías a (Jean Claude) Van Damme, (Steven) Seagal, (Sylvester) Stallone, (Arnold) Schwarzenegger, Chuck Norris y yo mismo. Eso ya se acabó, y es muy triste”, reconoce durante su visita a México como invitado a La Mole 2020.

Resurgimiento

Afortunadamente, el intérprete, que debutó en cine en 1985 con un pequeño rol en 007: En la Mira de los Asesinos, ha sabido adaptarse a los tiempos, y las nuevas generaciones ya lo ubican gracias a sus participaciones en filmes como Creed II y Aquaman.

“He tenido un renacimiento ante los ojos del público, pues he estado en películas muy grandes en los últimos años. Esos proyectos me dieron la oportunidad de interpretar personajes más maduros y mucho más humanos, como padres en conflicto.

“Lo que sí es que nunca he dejado de trabajar. Mi carrera ha tenido subidas y bajadas, y ahorita mismo estoy despegando de nuevo, y eso me llena de alegría”.

Con poco más de 90 créditos en su historial, Dolph (cuyo nombre real es Hans) hace entre dos o tres películas por año, muchas de las cuales escribe, produce y dirige él mismo, como Castle Falls, que actualmente rueda en Alabama.

“Me gustaría hacer personajes que tengan un impacto positivo en la audiencia. Quisiera estar en películas con mensajes como la compasión, ayudar a los demás o simplemente hacer el bien, no sólo ser el héroe de acción y matar a los malos. Eso es solo una ilusión”.

Lo que no es una ilusión para Lundgren, quien es también ingeniero químico, es el pánico creado por el coronavirus, un panorama que ya ha visto en otros momentos de su vida.

“Me tocó ver la gripe aviar, la porcina, el virus del SIDA, he visto a la gente espantada por esto. El coronavirus es lo mismo, pues la ciencia, hasta ahora, no sabe cómo detenerlo.

“Al no saber qué pasará o cómo detendremos esto, la gente empieza a sentir pánico, pero no es algo que te matará, a menos que estés viejo y estés débil. Ojalá en unos meses todo el panorama cambie para mejorar”.

Como prevención, el actor utilizó guantes de látex durante sus actividades en la convención.

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