Eddie Murphy vuelve a su mejor forma en “Dolemite”
A Eddie Murphy le tomó más de dos décadas hacer una película sobre Rudy Ray Moore. A juzgar por la respuesta en el Festival Internacional de Cine de Toronto, valió la pena esperar.
“Dolemite Is My Name” (traducida al español como “Dolemite” o “Yo soy Dolemite”), le mereció a Murphy algunas de las mejores reseñas de su carrera tras su estreno la semana pasada en Toronto.
Había pasado mucho tiempo. Las últimas dos cintas de Murphy —“Mr. Church” de 2016 y “A Thousand Words” (“Más que mil palabras”) de 2012 — fueron poco vistas y no muy apreciadas.
Pero “Dolemite Is My Name” era un proyecto de pasión para el comediante de 58 años, quien llegó a reunirse con Moore, fallecido en 2008 a los 81 años, para discutir la posibilidad de hacer una película sobre el humorista. El personaje famoso que Moore encarnaba en sus presentaciones de “stand-up” — el proxeneta directo y asiduo al kung fu Dolemite — fue también astro del clásico del “blaxploitation” (filmes de explotación negra) “Dolemite” de 1975.
“Nunca abandoné la idea. Siempre pensé que era algo que podía ser una gran película. Había estado echado en el sofá. Me tomé un tiempo para no hacer nada”, dijo Murphy en una entrevista. “Esto se remonta a cuando Rudy estaba vivo. Yo literalmente fui a verlo a un club. Simplemente no se dio. Y no había Netflix en ese entonces”.
“Dolemite Is My Name”, un estreno de Netflix dirigido por Craig Brewer (“Hustle & Flow”, o “Ritmo de un sueño” en español), llegará a las salas de cine el 4 de octubre y a la plataforma de streaming el 25 del mismo mes. Fue escrito por Scott Alexander y Larry Karaszewski, guionistas de otro filme memorable sobre un cineasta inexperto: “Ed Wood”.
“Dolemite Is My Name” narra la caótica y andrajosa producción de “Dolemite” y cuenta con la actuación de Wesley Snipes como el director D’Urville Martin. Es una oda al cine de bajo presupuesto y una celebración a la creación de algo de la nada, fuera de un sistema del cine que le daba poco espacio a las historias afroestadounidenses.
Para Brewer, un nativo de Memphis, Tennessee, es un testimonio del cine independiente de su juventud.
“Ascendí en mi carrera como un cineasta de guerrilla. Te presentas y filmas. No tienes permisos. No tienes profesionales que te ayuden. Sólo tienes a un grupo de gente como tú, con una pasión ciega”, dijo Brewer. “A veces esos proyectos de pasión se convierten en algo maravilloso aunque sean terribles”.
Para “My Name Is Dolemite”, la acogida en Toronto fue eléctrica, en especial por una actuación que a muchos les recordó al Murphy de los 80. Durante la ovación de pie al final de su proyección en el festival, el miembro del elenco Keegan-Michael Key expresó que el prolongado aplauso no debería terminar para Murphy.
“Deberíamos quedarnos parados toda la noche aplaudiéndolo”, dijo Key.
La película ha ayudado a reanimar la carrera del comediante. Tras años en los que apenas y trabajó, Murphy ahora está filmando una secuela de “Coming to America” (“Un príncipe en Nueva York”), también dirigida por Brewer y coprotagonizada por Snipes. Próximamente volverá a “Saturday Night Live” como anfitrión del programa por primera vez desde 1984. Y tras años alejado de los escenarios, se prepara para retomar el stand-up con una gira prevista para mediados de 2020.
Pero Murphy ya estaba haciendo stand-up de nuevo, sólo que como Rudy Ray Moore y con ropa diseñada por la ganadora del Oscar Ruth Carter para “My Name Is Dolemite”. Los realizadores reconocieron que fue un privilegio verlo en acción.
“Eddie entró como Rudy y empezó a contar chistes. Y como es Eddie, lo hizo completamente sin guion. Si algo surge, él sencillamente fluye”, dijo Brewer. “Entonces se fue y yo miré al público y dije, ‘¿Se dan cuenta de lo que acaba de pasar? ¡No creo que él haya hecho eso en años! ¡Décadas!’”.