El 5G, una tecnología móvil bajo alta vigilancia
Si mañana los vehículos autónomos se multiplican en nuestras calles y los robots en nuestras fábricas, casas y hospitales, lo harán utilizando el 5G, una tecnología móvil sobre la que se disputan Estados Unidos y China.
A continuación, un breve resumen de lo que ofrece la quinta generación de tecnologías de telefonía móvil, de sus principales actores y de las inquietudes que despierta.
¿Qué cambiará con el 5G?
El 5G promete conectar todo, en cualquier lugar y todo el tiempo. Ofrece un potencial enorme para la digitalización de la economía, en particular para la industria.
El grupo francés Orange, por ejemplo, estima que el 5G ofrecerá una velocidad hasta 10 veces mayor que el 4G. El tiempo de descarga de una película en alta definición pasaría de 1h40 actualmente a apenas 20 minutos. Los usuarios tendrán un acceso más rápido a los contenidos audiovisuales y a los juegos en streaming, un mercado en pleno auge.
Pero más que la velocidad, lo que marca la diferencia con las redes móviles anteriores es la posibilidad de hacer circular miles de millones de datos, sin congestión. A menudo se presenta al G5 como la tecnología del “internet de los objetos”, un mundo en el que los dispositivos conectados pueden “dialogar” entre ellos sin intervención humana.
Pero esta tecnología está acompañada de un riesgo: el robo de millones de datos, incluyendo secretos industriales o datos privados.
Sus principales actores
Aunque los operadores de telecomunicaciones serán en la mayoría de los casos la columna vertebral del futura 5G, éstos se suministran entre un número limitado de fabricantes de equipos.
En la práctica, la batalla la libran dos fabricantes europeos, el sueco Ericsson y el finlandés Nokia, que en 2016 compró al franco-estadounidense Alcatel-Lucent, y el gigante de las telecomunicaciones chino Huawei.
Otros proveedores de equipos están presentes en el mercado, pero a menor escala, en particular el surcoreano Samsung y el chino ZTE.
Avances en el mundo
En Asia, Corea del Sur es el país más avanzado, después de haber implementado el 5G en su territorio en un tiempo récord. Japón y China esperan hacerlo en 2020.
En Estados Unidos, AT&T estrenó el primer servicio móvil 5G en una docena de ciudades a fines de 2018. Verizon propone un servicio móvil 5G desde inicios de abril en Minneapolis y Chicago. La administración Trump prevé un paquete de 20 mil millones de dólares para desplegar esta tecnología en localidades más remotas.
En España, Vodafone lanzará el 5G este verano. Y en América Latina se están llevando a cabo pruebas con tecnología 5G en varios países, como Brasil, México y Argentina.
¿Por qué Huawei despierta temores?
En menos de una década, el gigante chino se ha convertido en un actor clave de las redes móviles. Conocido primero por su capacidad de producir a bajo coste, ahora también se ha convertido en líder tecnológico del 5G.
En la batalla diplomática y económica entre Estados Unidos y China, el origen de los equipos es un elemento clave. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, prohibió el miércoles que empresas de su país usen equipos de telecomunicaciones de compañías extranjeras consideradas peligrosas para la seguridad nacional, una medida que incluye a Huawei.
Estados Unidos, que teme espionajes masivos, está presionando a sus aliados para que hagan lo mismo.
Hasta ahora, los europeos avanzan de forma desordenada sobre este tema. Países como Alemania aceptaron que Huawei participe en la construcción de sus redes, otros como República Checa lanzaron advertencias contra Huawei.
En Reino Unido, el tema provocó incluso una crisis política. La primera ministra, Theresa May, destituyó a principios de mes a su ministro de Defensa, tras una fuga de información que puso al descubierto que Reino Unido había permitido a Huawei participar en la implementación de la red 5G.
Huawei asegura por su parte que sus equipos están fabricados con componentes de todo el mundo, que nunca han sido defectuosos y que la seguridad es esencial para ellos. El grupo chino, que el martes se declaró dispuesto a firmar acuerdos de “no espionaje” con los gobiernos, denunció “restricciones irrazonables” en respuesta a la decisión de Estados Unidos.