El CEO de Etermax imagina una América Latina con más ingenieros y más robots

El argentino Máximo Cavazzani es la cabeza de Etermax, una empresa tecnológica que destaca en el mundo con videojuegos como Preguntados y un rápido crecimiento regional.
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El nombre de Etermax es de esos que se cuela cada vez más seguido en los repasos de empresas latinoamericanas exitosas a nivel mundial. La firma nacida en en 2009 en Argentina acumula éxitos en la industria de los videojuegos para teléfonos móviles —su creación más famosa, Preguntados, lleva más de 800 millones de descargas en el mundo— mientras golpea la puerta en el ranking de empresas “unicornio” nacidas en el sur.

La cara visible de Etermax es Máximo Cavazzani, un argentino que en 2020 cumplió 35 años y que está al frente de la empresa desde 2009, cuando creó la compañía. Su historia de éxitos había comenzado dos años antes, cuando con 22 años —y mientras todavía estudiaba Ingeniería Informática en el Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA)— desarrolló una aplicación móvil para comprar y vender acciones en bolsa que acabó siendo comprada por una importante empresa operadora en Estados Unidos.

El suceso parece no haber soltado a Cavazzani durante aquellos años: en 2011 Etermax lanzó su ewl videojuego para teléfono celulares Apalabrados, una versión aggiornada y digital del tradicional scrabble que llegó a ser el juego más descargado en España ese año. En 2013 llegó Preguntados, un videojuego de preguntas y respuestas para celulares en el que los usuarios responden preguntas y pueden competir entre sí.

El éxito mundial de Preguntados catapultó a Etermax, que pronto dejó de ser una empresa únicamente argentina para tener oficinas en Uruguay, Brasil, México, Alemania y, desde abril de 2021, también en Colombia. Hoy la firma cuenta con más de 450 empleados —a los que Etermax destaca como “talentos interdisciplinarios”— y, de acuerdo a estimaciones, tiene un valor de mercado estimado en más de 500 millones de dólares.

Pero Etermax “es más que Preguntados”, enfatizó Cavazzani en diálogo con Sputnik, sabedor de que su compañía sigue siendo identificada en el mundo principalmente por su videojuego más exitoso. En efecto, la empresa no solo está abocada a pensar nuevos tipos de videojuegos sino en brindar soluciones a otras empresas que pretenden comunicarse con sus clientes a modo de juego. Es lo que Cavazzani menciona como gamificar y que, en un español más estricto, sería ludificar, es decir, darle a algo una lógica divertida o de juego.

De hecho, Preguntados es un claro ejemplo de eso, ya que su estructura ha sido aprovechada por otras empresas para convertir sus promociones en juegos o aplicaciones interactivas. “A las marcas les interesa meterse ahí, entonces nos vienen a preguntar ‘cómo hago esto más divertido’ o ‘cómo me acerco a mis clientes de manera menos invasiva'”, explicó Cavazzani.

“Nosotros creemos que los juegos tienen que ser masivos y para todos y por eso nuestra forma de monetización es la publicidad. Por supuesto que a nadie le gusta mirar publicidad pero tiene la ventaja de que llegamos a un montón de personas que no pueden pagar. Yo pagaba 60 dólares por un videojuego de consola. Ese es el otro modelo; el nuestro es mucho más democrático”, reflexionó Cavazzani.

Los videojuegos de Etermax también tienen un importante trabajo de inteligencia artificial detrás, otra de las especialidades de la empresa, con el objetivo de hacer que la publicidad que recibe el usuario sea más personalizada. Ese es el modelo que permite que sus videojuegos, además de exitosos, sean de descarga gratuita.

Videojuegos, publicidad y datos: el petróleo del siglo XXI

La forma en que los videojuegos de Etermax seleccionan la publicidad que van a mostrar al usuario es el resultado de una de las grandes ocupaciones de la empresa: el análisis de datos. Cavazzani lo afirma sin tapujos: “El análisis de datos es el petróleo del siglo XXI”

Es que, tanto sea para ser un videojuego más divertido como para afinar la publicidad que despliega o brindar una solución informática a un cliente, tener en cuenta la información que surge de los datos es vital para el equipo de Etermax.

Para hacer un juego más atractivo, por ejemplo, el equipo de Etermax pone el ojo sobre las “métricas”. “¿Cómo determinamos si un juego es más atractivo? Vemos si la gente se queda más, si socializa más y lo ponemos en métricas”, explicó el CEO. El método implica introducir modificaciones en una versión del videojuego, testearlo con un grupo de jugadores y ver qué resultados se obtienen en las categorías analizadas.

Los datos también son clave para mejorar la publicidad en los videojuegos, para Cavazzani un verdadero parteaguas entre dos siglos. “En el siglo XX la publicidad era toda masiva. No importaba si te interesaba o no o si te servía o no. Te metían el papel higiénico en la cara 28.000 veces. En el siglo XXI no: porque quizás no necesitás papel higiénico sino una guitarra o un teléfono celular”, sostuvo.

Esta nueva época, sin embargo, implica luchar contra los temores de muchos usuarios a la hora de relacionarse con las nuevas tecnologías.

“La gente muchas veces dice que no entiende cuando le hablan de datos. No son monstruos robándole la información personal a la gente sino entender cómo hacer las cosas mejores”.

Máximo Cavazzani, CEO de Etermax

Cavazzani admitió que en ocasiones los datos pueden ser utilizados de forma maliciosa pero enfatizó que “no es lo más común”. En esa línea, apuntó a derribar el mito de que los dispositivos electrónicos “escuchan” a sus usuarios para ofrecerles publicidades personalizadas: “Nadie te está escuchando; el tema es que los sistemas son tan buenos que le decís algo a un amigo y ese amigo lo busca en Google y Google entonces ve que mucha gente está buscando eso y te lo empieza a mostrar”.

“La industria del conocimiento es la nueva Revolución Industrial. Es hacia donde los países latinoamericanos tenemos que ir para reincorporarnos en la economía mundial. Es donde menos reemplazo de personas va a haber”, sintetizó.

Para el argentino, las mejoras en el análisis de datos constituyen “el tipo de progreso que ayuda a las economías” porque, siguiendo con el ejemplo de la publicidad, “cada uno tiene lo que quiere”. Se trata de un camino que según el empresario los países latinoamericanos deberían recorrer más seguido para poder “emplear a más gente”.

América Latina del futuro

Como otras empresas de su rubro, el éxito llevó a Etermax a enfrentarse al desafío de internacionalizarse y, poco a poco, pasar a considerarse como una compañía “global”. Si bien Cavazzani reivindica el origen argentino del emprendimiento, no oculta que su visión sobre las empresas del sector trasciende a las sólidas fronteras nacionales del mundo análogo.

“Somos una empresa que nació en Argentina, con una pisada muy fuerte en Argentina, Uruguay y América Latina. Creemos en el valor de América Latina y en el valor de los recursos humanos latinoamericanos pero también entendemos que las empresas no son un objeto que tiene un dueño y ese dueño es un país”.

Máximo Cavazzani, CEO de Etermax

Para Cavazzani, las empresas pueden definirse como “esfuerzos de personas, que tienen una nación, que viven en un lugar, pero son esfuerzos globales”. Ese cambio de modelo también debería, según el empresario, ser acompañado por los países.

“Creemos en los mercados globales, nos pensamos como una empresa global y creemos que es la forma que tienen que tomar las empresas en este siglo y las reglas de juego que tienen que tener los países de América Latina para crecer y crecer en otra industria”, afirmó.

Cavazzani consideró que el cambio que necesita América Latina para dar el salto no pasa por “soluciones gigantes” o “alguien tenga que hablar con alguien” sino que radica en “procesos que van a ir ocurriendo en la medida en que todos seamos un poco más conscientes”. La pandemia de COVID-19, más allá de sus aspectos más trágicos, “adelantó 10 años” ese camino, advirtió.

Para el emprendedor, ingeniero de profesión, es tiempo de que los latinoamericanos se concentren “en carreras que el mundo necesita” por sobre otras ocupaciones que, según su visión, atienden únicamente “problemas mecánicos” que, tarde o temprano, podrán ser reemplazadas por robots.

“Yo prefiero un argentino pensando en un drone para labrar toda la tierra del país a miles de personas labrando la tierra porque quiero a esas miles de personas pensando en la vacuna contra el VIH o cómo colonizar Marte o cómo hacer que la esperanza de vida humana se duplique. Problemas de verdad, no problemas mecánicos que ya debería haber resuelto un robot”.

Máximo Cavazzani, CEO de Etermax

El escenario imaginado por Cavazzani puede verse retrasado por algunos “cuellos de botella” que reconoce aún en el sistema educativo, especialmente porque los adolescentes no se ven atraídos por las carreras que según él deben protagonizar ese salto cualitativo. “Los chicos a los 17 años son cortoplacistas y nadie les dice que tienen que elegir una carrera no por lo que les gusta estudiar sino en función de lo que van a hacer durante los siguientes cincuenta años”, apuntó.

En efecto, el emprendedor considera que países como Argentina y Uruguay deberían tener “el doble de ingenieros recibidos” para poder consolidar “más empresas de tecnología y una economía más rica en divisas”. Cavazzani respaldó su teoría enumerando algunas virtudes que las empresas de tecnología tienen: “Son una industria verde (ecológica), son empresas distribuidas, igualitarias y con valor agregado”.

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