En Ryse no todo es QTE

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Ryse: Son of Rome para Xbox One se lucía en el pasado E3 2013, al menos en el vídeo de presentación. Las críticas llegaban de la parte jugable y lo repetitivo que parecía el pasaje que se pudo jugar. Pero, no debe preocuparnos. Se trata de un título exclusivo para la nueva consola de Microsoft y tiene ingredientes para llevarnos a lo más espectacular de la antigua Roma. Al menos, desde el punto de vista menos fiel a la historia, ese mismo que ha encumbrado a Kratos y su pseudomitología espartana.

Primero, las críticas, que incluían “es un festival de QTE (escenas prediseñadas)”, “no tiene profundidad en los combates”, “uh-oh”. Vamos, lo que se puede decir de un juego que primero iba a ser exclusivo para Kinect en Xbox 360 y ahora se ha adaptado para Xbox One y su nuevo mando. En realidad, hay casos que se parecen y han tenido éxito, como Heavy Rain en PS3, que también tuvo su adaptación a PlayStation Move.

P J Esteves, director de diseño de Crytek, explicó a Eurogamer que justamente la reacción de los jugadores en el E3 fue el detonante del cambio. La mecánica de combate no necesitaba retoques, pero sí lo que se veía en pantalla. Los artistas gráficos de Crytek habían conseguido animaciones faciales muy buenas, pero nadie las veía realmente porque la atención se desviaba al ícono del botón a presionar. “Invertimos mucho trabajo en las animaciones, ¿y qué es lo que todos ven? Un botón”, dice Esteves.

El término QTE desata críticas entre los fans de la acción y los juegos difíciles, por técnica, que no por reflejos. Saber dónde están los botones del mando y pulsarlos en cuanto salen reflejados en pantalla podría ser deporte televisivo. Lo intentó ser durante un tiempo, con aquellos Hugo que algunos recordarán con cierto cariño, propios de la época de los 16 bits y el Commodore Amiga. Pero Ryse: Son of Rome no intenta ser una secuencia larga de escenas predefinidas en las que solo debemos estar pendientes de qué botón pulsar. Gamescom 2013 ha servido para que traigamos noticias buenas. Lo visto en el E3 debió ser algún apaño rápido por parte de Crytek, responsables del título, para tener un nombre más que incluir entre los exclusivos para Xbox One.

El combate, ahora que se ve algo más que una demo que se sostenía con hilos, demuestra que es profundo. La inteligencia artificial es agresiva y no se limita a mostrar lo bien hechos que están los músculos o las posturas de estudio que se han capturado. Para redondear el conjunto, los QTE son opcionales y se limitan a los movimientos finales. Hasta se puede quitar el botón gigante que aparecía en versiones anteriores del juego y que ahora se ha convertido en una sugerencia sutil. Está claro que pasar un juego de Kinect a algo más mundano lleva su tiempo, aunque frente al lanzamiento de Xbox One juegue muy en contra.

Una de las medidas adoptadas para corregir el problema fue aumentar la dificultad de la inteligencia artificial. Los grupos de enemigos ahora son un problema más complejo para la gran mayoría, y gracias a esto el combate es más dinámico. Los QTE como tal siguen presentes, pero en vez de mostrar un botón, se resalta alrededor del enemigo una línea con el color del botón requerido. “Ahora se siente más fresco al combatir. Al eliminar los botones se ve estéticamente mejor, y ahora sí se ven las animaciones faciales”, cierra Esteves.

Después de luchar contra varias oleadas de gladiadores, con dificultad creciente, está claro que vamos a tener un juego variado. Desde pobres víctimas, sin escudo, hasta bestias armadas con grandes hachas, bárbaros con dos espadas y todo tipo de variaciones, parece que en Crytek se han divertido con las posibilidades. Unas que brinda la época que nos muestran, junto a lo que hemos visto en series de televisión al estilo Spartacus o películas, con Gladiator a la cabeza.

La posibilidad de probar los movimientos y tener una arena en la que practicar ha sido suficiente para comprobar que Ryse: Son of Rome aspira a ser algo importante. La base la tiene, con un motor gráfico espectacular, y a la espera de una historia que nos haga desear el nacimiento de una saga.

El combate, una vez que empieza, demuestra que el sistema elegido funciona. Algo que no se veía en la demo del E3 2013. Transmite la agresividad y la necesidad de vencer, a toda costa. El botón X sirve para mover la espada frente a los más débiles, aunque la IA tarda poco en reaccionar y nos exige más. ¿Qué tal si nos rodean? Ahora, ya no atacan de uno en uno, ni esperan como caballeros a que acabemos con alguno de sus compañeros. Pulsar el botón A sirve para evitar los golpes desde la espalda. Los bloqueos con los gatillos sirven para que los tres segmentos de vida sigan en su sitio. Por cierto, estos se rellenan al estilo que marcó Halo, algo que nos resulta muy familiar.

También podemos pulsar RB para evadirnos como cobardes, pero seguir con la vida intacta. Algo imprescindible si no podemos contar los enemigos con una mano o nos vemos en una batalla de las grandes. El botón X, si lo dejamos pulsado, también nos protege. El Y mueve el escudo para despejar un poco la zona, pero lo suyo es pensar cuándo debemos usar cada uno.

Una vez que acabamos con buena parte de la barra de energía enemiga, vemos un icono sobre su cabeza. Este indica que podemos proceder a la ejecución. Aquí es donde los QTE cobran vida y podemos pulsar el botón B para ver una animación. El escenario, en caso de que estemos cerca de algo peligroso, se vuelve otro personaje más con el que interactuar. Como sucede en otros muchos juegos, pero en Ryse: Son of Rome lo hace con gráficos next-gen y una mala uva que echábamos de menos en Xbox.

Cada vez que empieza una animación prediseñada podemos proceder a pulsar los botones X o Y, según se indique en pantalla. Hacerlo bien sirve para subir de nivel, desde recluta a leyenda. Acabar con un enemigo es espectacular, pero hacerlo con varios multiplica el nivel de violencia y puntos ganados. Sin embargo, desde Crytek nos comentan que es algo opcional y que este tipo de escenas varían en su ejecución, según el nivel de dificultad elegido.

Los puntos ganados se suman a unos bonus que podemos elegir con la cruceta digital. Estos van desde la posibilidad de ralentizar el tiempo o multiplicar el daño o ganar más puntos de experiencia. También sirven para regenerar un poco la vida. Vamos, el toque de arcade que elimina de un plumazo buena parte del realismo que se defendía durante el pasado E3 2013, en un título que ha pasado de demo técnica a juego.

Con la demo del pasado E3, Crytek necesitaba que el mensaje quedara claro y por eso pecaron de rebajar demasiado la dificultad. A día de hoy, quienes han probado el juego en su estado actual se han podido dar cuenta de que en realidad no es tan simple como se veía hace unos meses. La promesa es hacer de Ryse “un juego de combate con profundidad”, algo que se podrá comprobar cuando salga a la venta junto al lanzamiento de la Xbox One, en noviembre.

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