Estas son las distribuciones Linux más ligeras

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Hay casi tantos escritorios como distribuciones Linux. Cada una suele incorporar uno o varios por defecto: en el caso de Ubuntu encontramos Unity, en el de openSUSE es tradicional ver KDE, en el de Fedora tenemos GNOME y en el de Linux Mint su entorno gráfico estrella es Cinnamon. Todos ellos suelen tener algo en común: demandan muchos recursos a la máquina que los ejecuta.

Evidentemente, no todos los ordenadores pueden mover con solvencia estos escritorios. Para contrarrestar estos entornos gráficos tan pesados existen opciones muy livianas.

Si tienes un equipo de potencia limitada (o uno antiguo al que quieras insuflar nueva vida), entonces te conviene probar cualquiera de los siete escritorios ligeros que vamos a recomendarte en este artículo.

XFCE

Es un escritorio de código abierto escrito en C. Sus principales características son su velocidad y su poco peso, con lo que se espera que cause menos problemas a la CPU y la memoria RAM (de hecho sólo necesita un procesador con una velocidad de al menos 500 MHZ y 256 MB de memoria volátil). Está compuesto de partes estructuradas de forma separada, que se combinan para crear un entorno gráfico completo.

La versión actual del entorno de escritorio XFCE es la 4.12, liberada el 28 de febrero de 2015. Se introdujeron vistas previas de ventanas y modo de lista al pulsar la combinación de teclas Alt+Tab, acoplado de ventanas en las esquinas del escritorio, un nuevo diálogo para configurar el papel tapiz con soporte para diferentes fondos en cada área de trabajo, soporte para pestañas en el gestor de archivos Thunar, un nuevo complemento para la administración de energía y soporte para la grabación de Blu-Ray en xfBurn, entre otras.

MATE

Es otro entorno gráfico ligero que surge como un fork de GNOME2. Cuando GNOME3 fue liberado muchos usuarios y medios lo criticaron duramente. Su aceptación no fue buena por quienes estaban acostumbrados a la versión anterior, y este entorno gráfico permitía seguir usándola como si el tiempo no hubiese pasado.

En la actualidad es uno de los escritorios ligeros más aclamados, tanto por lo personalizable que es como por su estabilidad. Está escrito en C, C++ y Python, tiene un consumo de CPU sorprendentemente bajo y no lastra mucho la memoria RAM. Hablando del diablo, necesita sólo 512 MB de memoria volátil y un procesador Intel Pentium III de 750 MHz.

Enlightenment

Es más bien un gestor de ventanas que un escritorio en sí. Su ventaja principal es que se puede usar junto con programas típicos de otros entornos más pesados, como GNOME y KDE. Cuando se usa con un set de librerías propio, conocido como Enlightenment Foundation Libraries o EFL, se convierte en un escritorio de pleno derecho.

La última versión es E17, y ha sido reescrito totalmente. Es un escritorio sumamente liviano, tanto que funciona sorprendentemente bien incluso en procesadores ARM (se puede instalar en una Raspberry Pi). Ahora bien, es algo complicado de configurar y de entender por quienes no están acostumbrados a él. Necesita sólo 64 MB de memoria RAM y un procesador de al menos 200 MHz, lo que lo convierte en el menos exigente de la lista.

Deepin

Esta versión china de Linux se diferencia del resto en varios aspectos, no sólo en diseño. Por ejemplo, en lugar de usar LibreOffice como procesador de texto por defecto, viene con WPS Office. El navegador preinstalado es Google Chrome, y no Firefox como ocurre en la mayoría de las distribuciones.

Pese a tratarse de un entorno gráfico con un diseño muy cuidado, es sorprendentemente ligero. He tenido la oportunidad de probarlo incluso en netbooks, y lo cierto es que se comporta muy bien a pesar de las reducidas capacidades de los equipos. Necesita 1 GB de memoria RAM y al menos un procesador Intel Pentium IV para ejecutarse.

Sugar

Sugar comenzó su andadura como una iniciativa de aprendizaje interactivo para niños. Se escribió en Python como parte del proyecto Sugar on a Stick, una de muchas distros específicas para niños, que forma parte de la iniciativa One Laptop per Child. Como es fácil imaginar, estos portátiles son bastante limitados, con lo que este escritorio es lo bastante ligero como para que funcionen sin problemas. De hecho, para funcionar necesita 512 MB de memoria RAM y un procesador de al menos 400 MHz de velocidad.

Algunas de sus características incluyen un diseño muy simple, naturaleza multiplataforma (se puede instalar en Linux y en Windows), es fácil de modificar y ofrece a cualquiera que sepa programar en Python que contribuya al proyecto. Su principal desventaja, sin embargo, es el no poder trabajar en un modo multitarea con él.

LXQT

Llega para sustituir a LXDE. Si bien su antecesor estbaba basado en GTK y Razor-qt, esta nueva iteración de este entorno gráfico combina GTK con Qt puro y duro. Se puede conseguir en distintas distribuciones, con Mageia como uno de sus principales valedores.

Lo que sí que comparte con su denominación anterior es ser extremadamente poco exigente con los recursos, lo que lo convierte en una solución ideal para instalarlo en equipos limitados o antiguos a los que se quiere revivir. El entorno pide 256 MB de memoria RAM y un procesador Pentium 4 como lo mínimo para ejecutarse.

Pixel


Pixel nació como el escritorio “oficial” de Raspberry Pi y Raspbian, si bien ahora se puede instalar en cualquier ordenador. Es un entorno gráfico que, al igual que XFCE y LXQT, pide muy poco: con un equipo que tenga 512 MB de memoria RAM y un procesador de arquitectura i386 tiene más que suficiente.

Teniendo en cuenta de dónde viene, es lógico que se trate de una buena opción para equipos limitados. Mi Raspberry Pi 2 funciona de maravilla con Raspbian y Pixel, así que imaginemos lo que puede hacer con un procesador algo más potente que el chip ARM que incorpora este miniordenador.

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