“Flor Fané” es un cómic poético sobre las contradicciones de los malos tratos
Sin compasión y sin juzgarla, así ha construido la historietista Sara Morante a Olga, su “Flor fané”, la protagonista de una novela gráfica en la que la autora demuestra que es posible que una niña “marchita” por los malos tratos saque belleza y convierta la ira y la rabia en poderes liberadores.
“Flor Fané” (publicada por Astiberri) significa flor “marchita”, y también es el nombre de esta obra, cuenta su autora.
“Este título tiene dos caras, el de una flor y su desarrollo natural, pero luego fané, que es una palabra que viene del francés, pero en español es una palabra que significa ‘estoy fatal'”.
Y es esa “contradicción” la que define a Olga, o más bien a cómo se siente una persona en esa situación, con “sentimientos tan contradictorios” como “¿me está permitido odiar o en el fondo quiero a esa persona?”.
Con la “seguridad” de querer contar eso, Morante invirtió varios años en darle forma, cuerpo y alma a esta niña con la que el lector irá creciendo a través de textos profundos, casi filosóficos y poéticos, e imágenes de igual calado.
Pero, avisa la autora, no quiere que en “Flor fané” la gente vea una historia de maltrato, aunque esa sea la situación concreta de Olga, sino una historia donde lo relevante es cómo esa situación de horror “afecta a todo lo demás”: “en la novela se habla de la muerte, de cómo entiende un niño la muerte, el apego, de cómo juzga a las personas, son temas universales”.
Narrado en primera persona y en tiempo presente, lo que da mas realidad al relato, el lector no apreciará rasgo alguno de compasión por parte de la autora. No lo verá porque no ha querido tenerla, porque en el aprendizaje que Olga va teniendo a lo largo de su vida, sobre todo por parte de sus amigas, ese asidero que la saca de su entorno familiar, “forma parte del aprendizaje”.
Consciente de que su libro aborda un tema “incómodo”, la historietista tiene claro también que “tiene que serlo así” porque es una realidad que está pasando y a ella le interesaba meterse en la cabeza que vive en un entorno de malos tratos para ver que el “alcance de la violencia no llega a lo físico, sino que mina el desarrollo” de las personas.
“Lo que ella aprende -añade- es que la expresión de la rabia es la violencia, ¿cómo sales de eso?, pues con las referencias de fuera de casa, porque tiene unas amigas, tiene el ejemplo de los padres de sus amigas. Y quería hablar de la rabia y la ira, porque son sentimientos denostados, pero la rabia es una parte fundamental y creo que la fortaleza de Olga se basa en la rabia”.
Sentimientos que Olga manifiesta a través de una serie de metáforas e ilustraciones basadas en la naturaleza, el terreno en el que le gusta moverse a Morante y que juega “a pachas” con un texto en el que Olga no es tratada como “víctima”, sino con “respeto y dignidad”.