Hubo mucha libertad creativo en la serie animada de Super Mario Bros.

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Como muchos de ustedes ya saben, Mario contó con una serie de dibujos animados en el pasado. Super Mario Bros. Super Show, Las aventuras de Super Mario Bros. 3 y Super Mario World se emitieron por televisión a finales de los 80 y principios de los 90. Sí por esos tiempos también vivíamos al lado de dinosaurios como Yoshi.

Nintendo es una compañía fundamental en la historia de la industria de los videojuegos y parte de su grandeza se ha cimentado en algunas políticas rígidas en cuanto al uso de sus propiedades intelectuales; es más, en pocas ocasiones hay filtraciones o revelaciones provenientes de trabajadores de la compañía pues es muy estricta en ese sentido. Sin embargo, la compañía también ha encontrado un balance para dar ciertas libertades creativas, tal como lo refiere Phil Harnage.

Phil Harnage, escritor involucrado en la realización de 3 series animadas inspiradas en Super Mario Bros., que fueron transmitidas en 1989, 1990 y 1991, reveló a Eurogamer algunos detalles sobre la relación de trabajo que el equipo creativo tuvo con la compañía japonesa. El éxito de Super Mario Bros. dio pie a la creación y distribución de todo tipo de productos relacionados e incluso, el famoso plomero de Nintendo llegó a la televisión gracias a series animadas creadas para Occidente como The Super Mario Bros. Super Show! (1989), The Adventures of Super Mario Bros. 3 (1990) y Super Mario World (1991).

Según el creativo, Nintendo estuvo al tanto de todo lo relacionado con cada caricatura y exigió que, pese a ser algo diferente respecto de los juegos, mantuviera los elementos esenciales en cuanto a los personajes: “sería algo diferente de los juegos, pero debía mantener todos los toques tradicionales, como los Goomba, las Plantas Piraña de Fuego. Si algo pasaba de largo, Nintendo revisaba los guiones y se aseguraba que todo estuviera en orden”.

Pese a que la mayoría podríamos pensar que Nintendo mantendría una actitud rígida respecto a la creación de contenido para esas caricaturas, la realidad, según Harnage, es que la compañía dio algunas libertades al equipo creativo, sobre todo en los episodios en los que los personajes fueron presentados en espacios y situaciones que poco o nada tenían que ver con los juegos: “también fueron algo liberales dejándonos hacer cosas que nunca estarían en los juegos y nunca se negaron a eso. Pienso que les gustó cuando llevamos a Mario al Viejo Oeste, al futuro o en el fondo del mar. Tomaríamos un cuento de hadas familiar, una leyenda o algo que los niños ya conocieran y crearíamos un episodio sobre eso, haciéndolo lo más divertido posible”.

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