La historia detrás del éxito navideño de Netflix

Una estricta asistente legislativa se enamora de un generoso piloto cuando busca cerrar su base aérea en el trópico y acabar con su inspiradora tradición navideña.
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El pasado 5 de noviembre se estrenó Operación Feliz Navidad, otra de las comedias festivas de Netflix que ha conseguido escalar a lo más alto del ranking (a la hora de escribir este artículo ocupa la décima posición de los diez títulos más populares del catálogo en España). Se trata de una película que, a primera vista, parece otra comedia familiar típica de estas fechas; sin embargo estamos ante una idea basada en una historia real.

Después del efímero pelotazo de Amor de calendario, con Emma Roberts postulándose como la digna sucesora de su tía Julia en las comedias románticas, Netflix ha vuelto a seducir a los amantes del género con su nueva apuesta navideña titulada Operación Feliz Navidad. Una historia ligera y predecible donde el romance es inevitable entre Erica Miller y Andrew Jantz, los protagonistas de la cinta que son interpretados respectivamente por Kate Graham (conocida por su participación en la serie Crónicas vampíricas) y Alexander Ludwig (que seguro te suena por su rol de Björn en Vikingos).

Operación Feliz Navidad presenta a una cuadriculada asistente del Congreso que termina profundamente enamorada de un piloto de las Fuerzas Aéreas mientras desarrolla la misión de revisar su base aérea y determinar en un informe si debe o no ser clausurada. La protagonista, que con esta investigación se está jugando un importante ascenso para su futuro profesional, llega a su destino (situado en una isla tropical) repleta de prejuicios y, sobre todo, presionada por su jefa Angie Bradford (Virginia Madsen) que quiere demostrar que este lugar es un foco de despilfarro en el que los militares prácticamente están de vacaciones continuas.

Si bien esta película dirigida por Martin Wood repite los mismos clichés de siempre en cuanto al género de comedias de amor navideñas (con una premisa que nos resulta familiar en la que, en este caso, el capitán Andrew hace que Erica ame la Navidad mientras ésta recopila pruebas que respalden el cierre de la base aérea estadounidense) cuenta con una historia real que sí puede estar a la altura de quienes buscan escenas verdaderamente emotivas.

Y es que el título de esta película hace efectivamente mención a una misión humanitaria anual llevada a cabo por el ejército estadounidense. Como se cuenta en los créditos finales, desde 1952 las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos reparten suministros en Micronesia. Aviones estadounidenses, con la ayuda de similares de Japón y Australia que tienen bases en el océano Pacífico, distribuyen más de 20,000 kilos de provisiones en 56 islas lo que beneficia a 22,000 isleños.

La primera operación se realizó cuando la tripulación de un avión WB-29 volaba al sur de Guam sobre el atolón de Kapingamarangi en Micronesia y vieron a los isleños saludándoles por lo que, rápidamente, recogieron algunos artículos que tenían a mano, colocaron todo en un contenedor con un paracaídas adjunto y dejaron caer la carga, obviamente cerca de las playas para evitar golpear a los lugareños. Y desde entonces se ha convertido en una tradición navideña, una operación que les da a las tropas la oportunidad de practicar lanzamientos de ayuda humanitaria y que ahora inspira la cinta que centra este artículo y que, todo sea dicho, cuenta con un índice de aprobación del 50% en Rotten Tomatoes.

Operación Feliz Navidad tiene como escenario la isla estadounidense de Guam siendo precisamente la primera película guionizada en grabarse en este territorio estadounidense del Pacífico Occidental. Esta comedia romántica por tanto comparte una versión de la vida militar estadounidense transmitiendo que sin el trabajo de las fuerzas armadas los isleños no tendrían prácticamente nada puesto que los militares de la base aérea llevan a cabo una misión de ayuda navideña que se sustenta gracias a donativos, aportaciones y fiestas benéficas.

Así, no solo vemos a Erica regalando todo el contenido de su bolso a algunos niños sino que hay escenas puntuales en las que comprobamos cómo los militares de la base recaudan juguetes, ropa y víveres y entregan todo por vía aérea a los isleños de algunas de las poblaciones de la Micronesia. A pesar de que de primeras la protagonista tiene la idea preconcebida de que la base representa un gasto excesivo injustificado, gracias a Andrew descubre toda la verdad sobre la misión humanitaria que centra la trama y que consiste en abastecer de alimentos y productos de primer orden a esas personas que viven totalmente incomunicadas del resto del mundo.

En este sentido, al final de la producción se hace una mención especial a Bruce Best que es uno de los voluntarios de Operación Feliz Navidad que trabaja como enlace desde hace más de cuatro décadas. Asimismo es operador de radio comunicándose todos los días con las pequeñas comunidades de las islas exteriores que reciben suministros humanitarios lanzados desde el aire.

En suma, Operación Feliz Navidad es una película amable, entretenida y ciertamente conmovedora que no presenta más ambiciones que sumarse a la oferta navideña de Netflix y descubrirnos una iniciativa humanitaria nacida en los años cincuenta mientras nos cautiva a través de los paisajes y la música. Un título que, sin más rodeos, abre la veda al ambiente optimista que suele instalarse durante esta temporada del año.

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