La NASA enfrenta uno de sus años más difíciles

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Casi 20 días sin realizar operaciones científicas completa hoy el telescopio espacial Hubble de la NASA luego que el viernes cinco de octubre entrara en modo seguro para reparar a distancia su sistema de rotación.

Aunque la agencia informó esta semana que el instrumento está arreglado y muy cerca de volver a trabajar con normalidad, el desperfecto se suma a una serie de contratiempos que han marcado el año y que se incrementaron este mes, encabezados por la falla, el jueves 11, de la nave Soyuz al despegar. Esto obligó a abortar la misión y a que sus dos tripulantes tuvieran que eyectarse en un aterrizaje de emergencia. El incidente pudo transformarse en la sexta misión espacial en cobrar víctimas fatales y la primera en 15 años.

Si bien este desperfecto no puede ser achacado a la NASA, de todas formas significa un retraso inesperado en el programa espacial de vuelos tripulados, ya que, desde el fin de las operaciones de los transbordadores, la agencia estadounidense confía a los rusos el transporte de sus astronautas. Se estima que los viajes recién se reanudarán el segundo trimestre del próximo año.

En Marte las cosas no han estado mejor. El vehículo explorador Opportunity no ha vuelto a comunicarse con la Tierra desde mayo, cuando se inició una gran tormenta que afectó a todo el planeta rojo. Los científicos estiman que es posible que una gruesa capa de polvo cubra todavía los paneles de la nave, bloqueando la luz solar necesaria para recargar sus baterías. El último intento de contacto realizado este mes fue infructuoso, pero los investigadores persistirán en comunicarse con el vehículo, aseguró la agencia.

Y mientras los técnicos de la NASA llevaban una semana tratando de reparar el Hubble, además debieron poner en modo seguro al telescopio de rayos X Chandra, también por un problema en su sistema rotatorio. Afortunadamente este fue resuelto a fines de la semana pasada.

Los contratiempos ya habían partido en junio, con el anuncio de una nueva postergación de la entrada en operaciones del telescopio espacial James Webb -que será el sucesor del Hubble-, esta vez para junio del año 2021. Originalmente estaba programado que comenzara a funcionar durante el presente año.

Para los especialistas todo lo anterior es un reflejo de que viajar y enviar objetos al espacio no es tan sencillo como aparenta.

“La exploración espacial es tremendamente difícil y todo el mundo falla, no solamente la NASA”, dice el ingeniero chileno Eduardo Bendek, investigador del laboratorio de Astrometría del Centro Ames de la agencia espacial estadounidense.

A su juicio, lo ocurrido con la Soyuz es una pequeñez en comparación con otros accidentes, como los del transbordador espacial en 1986 y 2003. “Ha sido un año complicado, pero no se puede hablar de un año negro, porque no se ha perdido vida alguna”.

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Misiones extendidas

En cuanto al Hubble, explica que ya se cambió exitosamente y a distancia un dispositivo defectuoso por otro auxiliar. “Estas tareas operativas están planificadas, pero no se sabe cuándo van a pasar”.

Para el ingeniero Mauricio Henríquez, responsable del laboratorio de Estudios Espaciales de la Universidad Austral, sede Puerto Montt, los últimos desperfectos no son más que una coincidencia. “La verdad es que no afectan a la NASA en su funcionamiento normal”, considera. Según Henríquez, hay varias misiones que han sido extendidas respecto de su tiempo de operación original, como Opportunity o el mismo Hubble. Por eso “es esperable que fallen en algún momento”.

En contraste, Bendek resalta que también ha habido logros, como la misión Tess, que rastreará planetas extrasolares, o la misión InSight, que está próxima a llegar a Marte.

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