Las excéntricas compras de Nicolas Cage por las que gastó una fortuna
“El que tiene plata hace lo que quiere”, habrán pensado los vecinos y amigos de Nicolas Cage. Es que el sobrino de Francis Ford Coppola no solo es conocido por ser una de las estrellas más grandes de Hollywood, ganador de un Oscar por Leaving Las Vegas, también es famoso por ser uno de las mayores gastadores del planeta Hollywood.
Cage es un auténtico billetera floja. Llegó a ser propietario de 15 residencias. Y nada de un dúplex en la playa ni una cabañita frente al lago. No. El muchacho a la hora de invertir no ahorra en gastos. En su listado inmobiliario acumuló una casa frente al mar de USD 25 millones en Newport Beach, California; una finca de USD 15,7 millones en Rhode Island y una residencia de USD 8,5 millones en Las Vegas. Tampoco es cuestión de quedarse solo con inversiones en su país, así que en Europa, se adueñó de un castillo inglés por USD 10 millones, y para empardar consiguió otro alemán por USD 2,3 millones. Pero faltaba un casillero, y era el de la isla propia. Adquirió una en Bahamas por USD 10 millones, que tenía de vecino a Tiger Woods.
Al momento de comprar, al actor no le importan las historias que rodean a sus futuras propiedades. Así fue como en 2006 desembolsó casi USD 4 millones por la mansión LaLaure, en Nueva Orleans. Hasta ahí un gusto o un caprichito más, salvo porque según contaba una leyenda, la residencia pertenecía a una asesina en serie de la alta sociedad, madame LaLaure, que torturaba y mataba a sus víctimas, en su mayoría esclavos, en el siglo XIX.
De las casas pasó a los seres vivos. No era cuestión de conformarse con un cachorrito de raza poco conocida y mucho menos un gatito mimoso. A él se le ocurrió comprar dos cobras albinas, por las que pagó USD 270.000. Sus detractores decían que las había adquirido por ser adicto al peligro o porque necesitaba darle un toque picante a su vida sexual. Por las dudas, en el botiquín guardaba el antídoto contra su veneno en caso de ser mordido.
Entusiasmado buscó otro animalito para hacerle compañía a las cobras, y se decidió por un pulpo gigante por el que desembolsó apenas USD 150.000. Es en este momento que le aconsejamos al lector que no haga la conversión de esas cifras al dólar blue para no amargarse el día y sentirse un poligriyo.
Si se tiene una fortuna de USD 150 millones como la que tenía Cage se podía seguir gastando. Ya tenía tantas casas como para dormir en un lugar distinto cada vez que cambiaba el mes. Amante de la historia, en abril de 2007 decidió que su nueva adquisición sería el cráneo de un dinosaurio. Menos mal que no amaba la astronomía porque se hubiera comprado un cohete a la luna.
La subasta para adquirir la pieza fue transmitidaen directo para Beverly Hills desde la galería IM York Chait de Nueva York. El objeto por ganar era un fósil de una animal que vivió hace 67 millones de años. El precio de salida arrancó en USD 100.000, el precio final nadie podía estimarlo.
Así comenzó la puja. Alguien dijo 110, Cage ofreció 120. Le respondieron 150, y subió a 200. Con el valor inicial duplicado, varios de los interesados se retiraron. La puja siguió hasta que quedaron solo dos candidatos: Cage y Leo Di Caprio.
Los que presenciaban la subasta no lo podían creer. Dos superestrellas de Hollywood pujando por una cabeza, no de un noble potrillo sino de un dinosaurio extinguido. Finalmente, el que logró imponerse fue Cage, con una oferta final de USD 276.000. Vendido al señor que se está por quedar calvo, habrá querido exclamar el rematador al bajar su martillo.
Todo parecía perfecto. Ya como legítimo dueño, la galería le entregó a Cage un certificado de autenticidad. Por la documentación parecía que el fósil venía con “los papeles en regla” y sin pedidos de captura.
Después de la compra, el actor se sintió más que satisfecho. No solo poseía una pieza exclusiva e histórica, también se la había arrebatado a Leo Di Caprio. Y se ve que la “onda prehistórica” le siguió gustando, porque en 2013 fue parte de The Croods, una película de animación en la que le puso la voz a Grug, el protagonista, un patriarca de la época de las cavernas, sobreprotector, anticuado pero buenazo.
Entre la compra del fósil y su participación en The Croods, Cage tuvo que sortear un pequeño “problemita”. En 2009 se supo que debía USD 6 millones de impuestos. Según el actor, la culpa había sido de su asesor financiero. Culpas o no, lo cierto es que de haber acumulado USD 150 millones en el banco, le quedaban apenas USD 25 millones. Una fortuna para cualquier mortal pero un vuelto para alguien del club de los millonarios.
Así estaban las cosas cuando en julio de 2014 le llegó una notificación del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos. Solo leer el nombre completo del organismo era señal de que habría problemas, y obvio que los hubo.
Las autoridades le comunicaban que el valioso cráneo de dinosaurio que había comprado era robado. Como le habían dicho era una pieza original, única y auténtica, el único “detallecito” era que había sido sacada ilegalmente de Mongolia.
Al parecer, tanto la galería como Cage habían sido sorprendidos en su buena fe. El local de subastas le compró la pieza a un tal Eric Prokopi, que se presentaba como un reconocido descubridor de fósiles y vendedor de piezas únicas. Lo que Prokopi no contaba es que las pieza las robaba y luego las sacaba ilegalmente de sus países de origen. Al igual que las piezas que vendía. Prokopi resultó una verdadera rareza en el mundo del hampa. Los fiscales de Nueva York que actuaron en el caso lo describen como “el único integrante del mercado negro de fósiles prehistóricos”.
Ante la magnitud del escándalo y aunque no se logró demostrar fehacientemente que el cráneo era robado, Cage optó por devolverlo. Ni la galería que lo vendió ni el país que lo reclamó se hicieron cargo de compensarlo por lo que había gastado en su compra.
“Fue algo desafortunado, porque gasté 276.000 dólares en eso. Lo compré en una subasta legítima, y descubrí que fue extraído ilegalmente de Mongolia, y luego tuve que devolverlo. Por supuesto que debía entregarse a su país. ¿Pero quién sabía? Además, nunca recuperé mi dinero. Entonces, eso apestó”, recordó.
Desde entonces no trascendieron nuevas compras realizadas por el actor. No se sabe si es una cuestión de billeteras flacas o si simplemente aprendió que una cosa es ver venir los problemas y otros, como en su caso, mandarlos a traer.