Los dioses griegos ahora son súper héroes en los cómics

Un repaso por el mundo de los cómics para conocer a qué dioses griegos se han presentado.
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Los superhéroes siempre han sido griegos. Aquiles y Heracles ya sentaron el arquetipo de Superman o Batman; Wonder Woman (o Diana de Temiscira, con nueva película en verano) es el eslabón directo con las Amazonas y Aquaman reina en la ciudad sumergida de la Atlántida que describió Platón. El mundo del cómic vuelve una y otra vez a la mitología griega. Editada justo antes de la pandemia, llega a librerías la que promete ser una de las novelas gráficas del año: la impresionante La cólera (Astiberri), la revisión de la épica homérica de Javier Olivares y Santiago García, protagonizada por un Aquiles de género fluido, heroico y a veces odioso.

La cólera es casi un libro-objeto, un potente despliegue gráfico y conceptual del tándem Olivares-García, que ganaron el Premio Nacional por Las Meninas en 2015. Pues ahora van más allá, con una de las reinterpretaciones más sugerentes y sofisticadas de la obra de Homero. “Ilíada Odisea son fundacionales, con estructuras que han fundamentado la narrativa occidental. El camino del héroe, el regreso a casa, la ciudad asediada por el enemigo, los refugiados… Son temas que se han reformulado una y otra vez. Los mitos permiten muchas distorsiones, espejos y vericuetos, pero a veces son un arma de doble filo. No es que Homero sea moderno, suele decir Santiago, es que nosotros somos muy antiguos y no hemos conseguido salir de ahí, no lo hemos superado”, apunta Olivares.

Violencia y sexo. Así empieza La cólera, sin una sola palabra: casi 20 páginas del campo de batalla en una estilizada confusión de cuerpos, para seguir con otra lucha, erótica y a tres bandas: Aquiles, Patroclo y Briseida. La sensación es la de ‘leer’ una vasija griega con un toque de Jack Kirby. “La representación del cuerpo era muy importante en este libro. El arte griego es gráficamente muy interesante: todo línea. Y he usado la tinta para dibujar los cuerpos desnudos, para marcar los músculos y tendones”, admite Olivares. Entre Ulises y los demás aqueos destaca Aquiles, incluso en el trazo, con un rostro y peinado más modernos, casi manga. Un Aquiles andrógino que recuerda su pasado como mujer (no es sólo que viviera disfrazado como en el mito, aquí va más allá del género).

A media guerra de Troya, ¡zas!, un giro literal: el lector tiene que voltear el libro para viajar al futuro, una visión en la que Tetis, madre de Aquiles, le muestra a la nueva humanidad: “Mira a tus hijos”. Y de los trazos esquemáticos que beben del arte helénico se pasa a una plástica futurista influenciada por Moebius. “No es una pirueta arbitraria, tiene todo el sentido dentro de la historia. Y, después, cuando seguimos con la narración de Troya, nada vuelve a ser igual: ha cambiado el significado, también el lector”, señala el dibujante. Porque La cóleraes más que una Ilíada-Odisea: “Nos permite reflexionar sobre lo que nos pasa en Europa a muchos niveles”.

HERACLES: EL MODELO DE SUPERMAN

“Heracles es el superhéroe por antonomasia: Superman está basado en él en muchos aspectos y, también, en Gilgamesh. Los mitos se han contado mil veces pero con el lenguaje del cómic puedes hacer algo diferente. Aunque a veces pase desapercibido, detrás del arco argumental de las historias de Marvel y DC hay escondido un revisionismo mitológico. Los superhéroes son los mitos griegos que tenemos ahora. Heracles, Teseo y compañía eran literatura pura, el pulp de la época”. Habla David Rubín, autor de la magna El héroe (Astiberri), un díptico de 550 páginas que en 2011 renovó la imagen de Heracles, con todas sus luces y sombras, huyendo del estereotipo apolíneo.

Hace algo más de una década las historias clásicas de superhéroes vivían un cierto estancamiento: “No es como ahora, en aquel momento me parecían muy aburridas, no aportaban nada como lectura. Quería hacer el cómic de superhéroes que me gustaría leer como lector. Y recurrí a Heracles, contando lo que suele omitirse: todas las sombras que esconde dentro y que a simple vista no se ven”, recuerda. No omitió ni lo más escabroso: el episodio en el que un enloquecido Heracles mata a toda su familia (fruto de un sortilegio de Hera). “Los héroes griegos eran más humanos: seres contradictorios, que actúan por bondad pero también por interés o egoísmo, incluso maldad a veces. Hay muchas capas psicológicas. Los superhéroes de hoy están demasiado polarizados”, añade el dibujante.

ODISEA OCHENTERA CON BILLETE A NUEVA YORK

Un clásico español que quedó sepultado en el alud de cómics de los 80 fue La odisea de unos jóvenes Francisco Pérez Navarro y José María Martin Saurí. Fueron los pioneros. Era un proyecto demasiado ambicioso, «aparentemente imposible de hacer», reconoce Martín Saurí. En 1981 se lanzaron a adaptar el clásico homérico a viñetas de gran detallismo. Las principales editoriales les dieron un NO rotundo:«Josep Toutain tiró las páginas sobre la mesa y Rafael Martínez de Norma nos dijo que no lo publicaríamos en la vida. Muy desanimados, nos sentamos a llorar en un banco bajo el Arco del Triunfo. Y vimos una agencia de viajes que ya ni existe… Compramos un billete de una semana a Nueva York y nos llevamos las páginas en la maleta, con la ropa», recuerda Saurí. Sin apenas saber inglés se plantaron en la sede de la revista Heavy Metal en la Quinta Avenida y salieron con un contrato bajo el brazo. Al volver a Barcelona, la noticia ya había corrido: Toutain compró La Odisea para la revista Comix Internacional y después de varias ediciones (incluida una en griego), Norma sacó una versión definitiva a todo color en 2017.

ARQUEOLOGÍA SIN ÉPICA

Habría que esperar hasta 2008 para que Roy Thomas, el sucesor de Stan Lee en Marvel, adaptara de forma canónica la Ilíada (con dibujo de Miguel Ángel Sepúlveda) y la Odisea (con Greg Tocchini al lápiz). Pero una de las aproximaciones más arriesgadas a la guerra de Troya, por inédita y realista, es la de Eric Shanower en La edad de bronce, que le valió dos premios Eisner. Cual Heinrich Schliemann del cómic, se obsesionó en dibujar la Troya histórica, la del siglo XIII a.C., con una ambientación más prehistórica que épica. Sin exotismos de ricas armaduras ni túnicas bordadas ni los capiteles corintios porque, básicamente, no existían. Dibujó desde un estricto punto de vista arqueológico, basado en los hallazgos de las ruinas de Micenas (el palacio real de Agamenón) y en el arte minoico de Creta. “Hablamos de algo mucho menos popular que el estereotipo anacrónico, pero que espero sea mucho más interesante en general”, escribe en el prólogo de una compleja saga que empezó en 1998 y de la que ha publicado cuatro tomos de los siete que proyectaba.

DIOSES EN LOS BARES

Ares y Perséfone en la comedia romántica 'Lore Olympus'.
Ares y Perséfone en la comedia romántica ‘Lore Olympus’.RACHEL SMYTHE

En Estados Unidos, los dioses ya son millenials. Netflix producirá una serie de animación juvenil a partir del webcomic indie Lore Olympus de Rachel Smythe: pensado para leer en smartphones, empieza con un Ares azul conduciendo un deportivo mientras envía un whatsapp y llega tarde a una fiesta. Cada domingo hay un nuevo capítulo del romance entre Ares y Perséfone (ella es rosa). Lejos de ser un rapto, Smyhte lo ha convertido en una comedia romántica. Es una de las últimas actualizaciones contemporáneas de los dioses olímpicos. Varios autores los han traído a las calles de la ciudad.

En El legado de Prometeo (tríptico con guion de los franceses Herzet Henscher, dibujado por Rafa Sandoval) hay hackers, diosas con peplos y cinturones de dinamita, templos helénicos y las calles de New Jersey. Hércules, Perseo o Jasón se convierten en mercenarios de unos dioses en decadencia. Un adictivo thriller -editado por Norma- que funciona como una metáfora política y cuestiona los abusos del poder.

Otro experimento más underground y gamberro es el que hizo Eddie Campbell (el dibujante de From Hell) en Baco (1986-1999). Su viejo dios con aire de marinero lascivo tiene 4.000 años y se pasea de taberna en taberna, recordando sus días de gloria y persiguiendo al mafioso Joe Teseo para vengarse de la traición a su amada Ariadna.

Mención aparte merecen los japoneses. Salvo el clásico ochentero Saint Seya o Caballeros del Zodiaco, sus aproximaciones a la mitología tienden a ser una fusión con ciencia ficción de naves espaciales ( Ulises 31) o robótica (Cyborg 009, una excentricidad de los años 60). Del Renacimiento al cómic, el Olimpo siempre ha sido inmortal.

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