Nueva versión de ‘Candyman’ retrata el terror moderno
La película de terror “Candyman” aparece como el estreno más destacado del fin se semana en Estados Unidos y aspira a destronar a la comedia “Free Guy”, que con Ryan Reynolds al frente ha dominado la taquilla sin rival en los últimos quince días.
Esta cinta es una secuela de “Candyman” (1992) y tiene como protagonista a Yahya Abdul-Mateen II, un nombre en alza en Hollywood gracias a sus papeles en la serie “Watchmen” (2019) y la película “The Trial of the Chicago 7” (2020).
“Candyman” retoma la leyenda urbana del asesino que, si dices su nombre cinco veces frente a un espejo, aparece para acabar contigo.
El cineasta Jordan Peele, que dio un golpe en la mesa con el fenómeno de “Get Out” (2017), es uno de los productores de esta película dirigida por Nia DaCosta (“Little Woods”, 2018) y que entrelaza el terror con reflexiones sobre el racismo.
“Candyman” se retrasó en varias ocasiones por culpa de la pandemia y por el convencimiento de su directora de que tenía que estrenarse en la gran pantalla.
“Hicimos ‘Candyman’ para que se viera en los cines”, señaló en Twitter en septiembre de 2020.
“No solo por el espectáculo en sí mismo, sino porque esta película va de la comunidad y de cómo las historias nos dan forma a nosotros y dan forma al otro. Va sobre la experiencia colectiva del trauma y de la alegría, del sufrimiento y del triunfo, y de las historias que contamos alrededor de eso”, añadió.
Candyman es una película de terror inusual que se desarrolla en los apartamentos de lujo y el arrogante mundo del arte en Chicago. Desde ahí los coguionistas DaCosta, Peele y Win Rosenfeld analizan la gentrificación, la brutalidad policiaca, la autenticidad, los mitos y la identidad negra.
En una cartelera todavía floja de estrenos por el coronavirus también llegará este fin de semana a los cines la película “Together” del muy experimentado y reconocido director Stephen Daldry.
Nominado en tres ocasiones al Óscar de mejor dirección (“Billy Elliot”, 2000; “The Hours”, 2002, y “The Reader”, 2008), Daldry fichó a los actores James McAvoy y Sharon Horgan para este filme que narra los dilemas sentimentales de un matrimonio durante el confinamiento por la pandemia.
La película es protagonizada por Yahya Abdul-Mateen II en el papel de Anthony, un artista gráfico que lucha por estar a la altura de su fama como “la gran esperanza negra de la futura escena artística de Chicago”. Él y su novia, la galerista Brianna (Teyonah Parris), viven una vida de riqueza y privilegio, bebiendo vino moscato en su brillante duplex.
Incitado a crear un arte más rudo, Anthony encuentra una musa extraña en Candyman, quien, se dice, deambula por los peligrosos proyectos de vivienda Cabrini-Green en Chicago aterrorizando a los niños que se portan mal.
El mito dice que Candyman era un artista negro que fue contratado para retratar a una mujer blanca de la que se enamoró. El prejuicioso padre de ella contrató a vándalos para que le cortaran la mano y embadurnaran su cuerpo de miel con el fin de que las abejas lo picaran hasta matarlo. Luego de la tortura lo quemaron.
Anthony conoce esta historia por el dueño de una lavandería en Cabrini-Green (Colman Domingo), quien le dice que “Boogeyman” no es un demonio vengador que trata de que los chicos se comporten, sino una víctima más. Candyman es en realidad un chivo expiatorio inocente, una forma de procesar un sistema de opresión blanca que se vive hoy en día.
Peele ha descrito esta nueva versión de la historia como una “secuela espiritual” de la “Candyman” (“Candyman, el dominio de la mente”) original de 1992, que fue escrita y dirigida por Bernard Rose. Un detalle agradable es que Virginia Madsen y Tony Todd, quienes protagonizaron la primera película, tienen papeles en esta versión, y Vanessa A. Williams aparece en ambas películas como el mismo personaje: Anne-Marie McCoy, la madre del protagonista, Anthony.
Los cineastas usaron marionetas de papel fabulosas para contar aspectos del pasado y tienen un motivo recurrente de abejas y espejos. “Candyman” se va tornando cada vez más sucia, pasando de relucientes encimeras de granito en cocinas ventiladas y elegantemente iluminadas a proyectos sucios, embarrados y llenos de grafitis.
Hay varias escenas impresionantes, incluyendo cuando la cámara se aleja de un apartamento de lujo de noche mientras una mujer en él lucha con el asesino, y una en un baño de niñas que es aterradora por los fragmentos que no muestra.
DaCosta es capaz de hacer que una caminata por un corredor moderno y bien iluminado sea espeluznante. Este es un cine con aplomo e inteligente. Hay una escena impactante en la que Candyman imita los movimientos de su presa y en un elevador gotas de sangre crean su propio horror dentro del horror.
La nueva pasión de Anthony para usar a Candyman como combustible para sus pinturas — “Me siento muy conectado a esto. Nunca me he sentido tan enfocado antes”, le dice a su novia — lo hace caer en la locura y en su propio pasado, desenterrando secretos y destinos.
Hay partes de la trama que parecen poco desarrolladas o rudimentarias, como la historia personal de la novia manejando artistas al límite, pero “Candyman” es un golpe de adrenalina macabra.