Patrice Desilets sigue en litigio con Ubisoft por 1666: Amsterdam
Patrice Desilets, creador de la franquicia Assassin’s Creed se encuentra sumido en un litigio contra Ubisoft por la propiedad de1666: Amsterdam, título en el que comenzó desde la ya extinta THQ. A pesar de su ajetreada vida en los despachos, Desilets no ha perdido el rumbo de la industria del ocio electrónico y ha hablado de su experiencia en la industria con grandes producciones.
Patrice Désilets, ha hecho un repaso a sus 15 años en el mundo de los videojuegos, ahora como diseñador de juegos en paro. Con una carrera ligada desde sus inicios a la compañía gala Ubisoft, en 2010, en mitad del desarrollo de Assassin’s Creed: La Hermandad, se marchó y se tomó un año sabático, para después formar su propio estudio, THQ Montreal.
“Creo que necesitamos una revolución en la materia. Han pasado cuatro E3s que siempre ha sido lo mismo. Lo entiendo: a todo nos gustan los marines espaciales y los soldados, pero tenemos que tratar otros temas. Todavía estamos hablando de esto, porque el medio se encuentra aún en su infancia. Es mucho más fácil en términos de producción y de codificación hacer explotar todo en vez de crear una interacción con los seres humanos. Es mucho más sutil que matar. Con el tiempo vamos a llegar a eso, y es realmente una pena que no pueda terminar 1666: Amsterdam, porque se trataba de todo eso”.
Aquí inició su último proyecto hasta el momento, 1666: Amsterdam, un juego del que hasta este año no supimos nada oficialmente, y que se dio a conocer por un desafortunado suceso: la bancarrota de THQ, los dueños del estudio. Los activos de la compañía norteamericana se subastaron, entre ellos el estudio de Patrice Désilets, que ironías del destino, cayó en manos de Ubisoft. Meses después de esta adquisición, el diseñador canadiense se ve obligado a salir de su propio estudio envuelto en una gran polémica, despedido por Ubisoft, y siendo apartado del proyecto en el que llevaba trabajando 2 años.
Ahora se encuentra sumergido en un complejo, duro y largo proceso judicial, en el que va a intentar recuperar el juego que diseñó, 1666: Amsterdam. Dadas las circunstancias, no puede hablar de su marcha y rifirrafe con Ubisoft, ni dar detalles específicos sobre el juego en el que estaba trabajando. Por ello, ha hecho un repaso a su interesante trayectoria, contando qué aprendió al realizar cada juego, exponiendo en todo momento su personal visión del mundo de los videojuegos.
Comenzó su ponencia ganándose al público y arrancado un aplauso, al advertir que no iba a hablar de juegos free-to-play ni de monetización, dos temas recurrentes en la primera jornada del Gamelab, sino que simplemente iba a hablar de juegos, de los de toda la vida. De cómo fue uno de los primeros empleados de Ubisoft Montreal, un estudio en el que empezaron 3 personas hace poco más de 10 años, donde ahora trabajan 3.000 personas.
1666: Amsterdam es un juego que habla de las relaciones entre los seres humanos, con un punto de vista cultural, y que por las pequeñas pistas que ha dado, entre ellas un cuadro del pintor holandés Rembrandt, parecía muy interesante y prometedor, intentando hacer algo que hasta ahora no había logrado. Por ello va a luchar con todas sus fuerzas por recuperar este trabajo, e intentar finalizar su obra inacabada.
Para finalizar su conferencia ha hecho algunos apuntes, como que tiene clarísimo que el futuro de los videojuegos será totalmente digital, que los creadores de videojuegos son las nuevas estrellas del rock, y que en la creación de juego no hay reglas, y es un diálogo entre el creador y el consumidor, no un monólogo. “No tengas planes, se tozudo y ama lo que haces”. Para despedirse finalizó con la frase “nada es verdad, todo está permitido”, que todos los fans de la saga Assassin’s Creed reconocerán.