Qué otras empresas están en la ‘nube’ de los datos que domina Microsoft

Amazon, Alphabet, Alibaba o Salesforce son algunos de los 'gigantes' del 'cloud’. "La información más confidencial debería estar basada en una nube privada", dicen desde el Incibe
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Agencias / TeraGames, Xalapa, Veracruz .- Cada vez es más grande la parte de los ingresos que los colosos de la informática mundial dedican a la computación en la nube, pero a ellos se les han unido los reyes de la nueva economía digital y empresas más pequeñas pero muy especializadas que llenan el planeta de servidores y centros de datos hiperconectados. En las siguientes líneas, les proponemos una selección de diez compañías con las que invertir en este sector y las reflexiones de los expertos sobre sus riesgos y oportunidades.

Dicen que el lenguaje es la mejor tecnología que ha inventado el ser humano. Las palabras transmiten significados, pero también estados de ánimo. Estar en las nubes es sinónimo de distracción, mientras que estar en el séptimo cielo o, en su versión anglosajona, estar en la novena nube, hace referencia a la sensación de felicidad.

El idioma nunca es estático, de ahí que núvol, nube, hodei y cloud hayan servido de metáfora para crear un nuevo significado en la era digital. El cloud-computing o computación en la nube es la última fase en el desarrollo de la informática.

“Consiste en el uso bajo demanda por parte de los clientes de los recursos de hardware y software de un proveedor tecnológico”, define Marco Lozano, responsable de seguridad para empresas del Instituto Nacional de Ciberseguridad (Incibe). “De esta forma, los clientes pueden acceder desde cualquier lugar por medio de Internet al servicio contratado y asignar o liberar recursos”, explica

Hablar de la nube es hablar de Microsoft, la tercera empresa más valiosa del mundo entre las que cotizan en bolsa, con un tamaño que supera los 1.3 billones de euros. El área de intelligent cloud, como denominan a sus productos y servicios relacionados con la nube, representó un 35% de los ingresos en el primer trimestre de 2020.

Las ventas en este segmento alcanzaron los 12,300 millones de dólares entre enero y marzo, y los ingresos de su herramienta de nube híbrida Azure crecieron un 59% en el primer trimestre.

Las otras dos herramientas son: Microsoft 365, que con Teams ofrece un servicio para el trabajo en equipo por medio de chats, reuniones y llamadas integradas en las aplicaciones de Office; y Dinamycs 365 y Power Platform, cuyo objetivo es el de tomar decisiones a partir de la gestión y el análisis de los datos.

Microsoft es una de las diez compañías seleccionadas en este artículo como oportunidades de inversión en la nube (ver gráfico). Todas reciben una recomendación de comprar del consenso de analistas que recoge FactSet, cuentan con una previsión favorable para el crecimiento de sus beneficios y, en algunos casos, la ratio entre el precio de la acción y la estimación de beneficios es bastante baja, algo positivo para el inversor.

Los nombres destacados

Entre las empresas que se han dedicado de forma tradicional al desarrollo de software, también destaca Salesforce, una compañía puntera que roza los 150,000 millones de euros en el parqué y cuyo beneficio neto se prevé que sobrepase los 3,000 millones de euros el año que viene.

“La compañía más importante que lidera en estos frentes [cloud] es Salesforce.com”, escribía la emprendedora Sramana Mitra en el portal especializado Seeking Alpha a finales del año pasado.

“Su oferta PaaS [plataforma como servicio] y su ecosistema de desarrollo están a pasos agigantados de cualquier otra compañía, y también se ha comportado bien su oferta de inteligencia artificial, Einstein“, remarca la fundadora del acelerador para emprendedores One Million by One Million.

“Hablar de aquí a cinco años es difícil en el terreno cambiante de la informática”, apunta Juan Gutiérrez-Aguado, director del Máster en tecnologías web, computación en la nube y aplicaciones móviles de la Universitat de València.

“Se va hacia las nubes hibridas y el tema de la virtualizacion, que es la base de la computación en la nube, que va a una velocidad considerable”, expone el profesor.

“Cuando empezó esto de la computación en la nube se facturaba por horas: lanzabas una maquina virtual y se te cobraba por hora, pero si te pasabas una fracción de esa hora, te cobraban la hora entera. En cambio, ahora cobran por milisegundos. Han llegado a una granularidad tal que puedes lanzar un proceso y se te cobra por los milisegundos que está en ejecución”, explica Gutiérrez-Aguado.

Adobe es otra de las firmas de gran capitalización (182,000 millones de euros) que destaca en este terreno. De hecho, desde enero ha ganado 44,000 millones en valor bursátil. El creador del formato PDF y de Photoshop -que empezó vendiéndose en cajas y ahora sólo se ofrece en Internet-, “está entre las herramientas de publicación que están en la [denominada] Document Cloud”, apuntan desde Kiplinger, medio especializado en inversión.

Además, existe la Creative Cloud, para las populares herramientas de diseño de la compañía, y la Experience Cloud, para el diseño de campañas de márketing. El precio de la acción de Adobe ha subido más de un 400% en el último lustro.

En el caso de Amazon, su actividad principal no es la nube, pero se ha convertido en un referente a través de Amazon Web Services, disponible desde 2006. “Desde entonces, este segmento de negocio se ha convertido en un gigante imparable en el espacio tecnológico, superando los 37,000 millones de dólares en ingresos durante los últimos 12 meses y alcanzando los 10.000 millones de beneficio operativo en los últimos cuatro trimestres”, resalta el analista Brian Withers en un artículo reciente en The Motley Fool.

“En realidad esa nube son servidores que tienen un peso y un tamaño específicos y que en su gran mayoría pertenecen a muy pocas corporaciones transnacionales”, sostiene Euridice Cabañes

“Está a la cabeza de la inteligencia artificial y tiene la ventaja añadida de tener enormes datos sobre los que ejecutarse”, subraya Mitra.

Si Amazon es la tercera firma estadounidense por tamaño en bolsa, Alphabet le va a la zaga. Se ha diversificado mucho desde los tiempos en los que solo contaba con el buscador Google. El consenso de analistas estima que la compañía ganará un 25% más entre 2019 y 2022, manteniendo un multiplicador de beneficios relativamente aceptable en las 25 veces (ver gráfico).

Google está en todas las áreas de la nubehardwaresoftware, servicios, comercio y reventa. La rivalidad con Amazon es patente, incluso en la propia web de Alphabet, donde se puede leer esta frase: “Nuestros precios por las cargas de trabajo de almacenamiento online son un 21 % más baratos de media que los de AWS”.

Una de las formas por las que Alphabet ofrece sus servicios cloud es la de alianzas estratégicas con otras empresas, como es el caso de la francesa Atos -valor que forma parte del fondo Tressis Cartera Eco30, asesorado por elEconomista.

“Mediante nuestra nube Cloud Híbrida Segura, Atos ha desarrollado y expandido nuestra Cloud Híbrida Orquestada (Digital Hybrid Cloud) con Google Cloud Platform, aprovechando su escala, seguridad, confiabilidad y disponibilidad, a la vez que garantiza la localización de datos”, relata a este diario Lucas Ocaña, director de soluciones para empresas en la nube en Atos Iberia.

“El sistema que gestione la información más confidencial debería estar basado en una nube privada”, aconseja Marco Lozano

La compañía es uno de los actores medianos en el sector en lo que a valor bursátil se refiere, pero es uno de los líderes europeos en servicios digitales -en gran parte gracias a la adquisición reciente de Syntel-, con una amplia presencia en Estados Unidos y una inversión creciente en las áreas de big datacloud-computing y ciberseguridad.

Entre las últimas cuatro compañías seleccionadas por su papel destacado en la nube, se encuentra una firma asiática: Alibaba, que cotiza en la Bolsa de Hong Kong. “Ha demostrado una fuerte capacidad para monetizar su plataforma de computación en la nube, donde vemos el crecimiento a largo plazo”, argumentaba el gestor Jin Xu, de Columbia Threadneedle Investments, en una entrevista con este periódico en mayo.

Atlassian es menos conocida para el lector que las empresas anteriores, pero “es el mejor jugador de tamaño medio”, según Sramana Mitra. La compañía australiana, que desarrolla Jira y Trello, vale alrededor de 40.000 millones de euros en bolsa, y después de perder 559 millones en 2019 se espera que obtenga 245 millones este año y roce los 400 en 2022.

La firma estadounidense, que comenzó siendo una start-up, consiguió unos ingresos de 1.200 millones de dólares el año pasado, un 37% más que el año anterior.

Por último, están Five9, un proveedor de soluciones para centros de contacto (call-centers) basados en la nube, y Veeva, que desarrolla software basado en la nube para la industria farmacéutica.

El año pasado presentó su asistente de inteligencia artificial, al que llamó Andi, y terminó con unos ingresos sobre los 1.000 millones de dólares. Además, es la única empresa del sector de la salud incluída en el BVP Nasdaq Emerging Cloud Index, índice que reúne a los mayores nombres que hacen posible esta tecnología.

La transparencia de los datos

“La computación en la nube democratiza el acceso a recursos de software de nivel internacional”, se lee en la página web de Salesforce. ¿Se trata pues de un sistema que iguala a las empresas?

“En primer lugar, creo que es necesario llamar la atención sobre la apariencia inocua y etérea que tiene la nube -la propia forma en la que nos referimos a ella nos lleva a esta percepción-, pero en realidad esa nube son servidores que tienen un peso y un tamaño específicos y que en su gran mayoría pertenecen a muy pocas corporaciones transnacionales, que aglutinan y centralizan el poder sobre los datos y la información”, cuenta a elEconomista Euridice Cabañes, doctora en Filosofía de la Tecnología.

“Para un almacenamiento público y de calidad (que es imprescindible porque apenas hay espacios públicos digitales), es necesario que los gobiernos, ya sean locales, regionales o nacionales, cuenten con infraestructura pública, tanto de conexión como de servidores”, sostiene Cabañes, quien es también consejera delegada de la asociación ArsGames.

“Que haya transparencia tanto en los datos que se recopilan como en los algoritmos que los gestionan”, enfatiza la experta, “y que la ciudadanía tenga la posibilidad no sólo de conocer datos y algoritmos, sino de interactuar con ellos, auditarlos e incluso solicitar su modificación”.

Una cuestión de seguridad

¿Es posible garantizar la seguridad de los datos en un mundo hiperconectado? “Partimos de la premisa que no existe un sistema seguro completamente, siempre puede verse afectado por un incidente de seguridad”, subraya Marco Lozano, del Incibe, en una entrevista con este periódico.

“El principal riesgo es la pérdida de control en la información almacenada, ya que esta se encuentra en los sistemas del proveedor, por lo tanto, si este fuera objeto de un incidente de seguridad, la información de la empresa que usa los servicios de su nube podría verse afectada”.

“En un futuro no muy lejano, habrá más servicios que la gente podrá llevar a cabo sin necesitar tener un médico delante, y esa tecnología pasará por la nube”, pronostica Chris Gannatti

Asimismo, agrega Lozano, “otro factor a tener en cuenta es la ubicación geográfica donde se encuentran los servidores del proveedor cloud, ya que las leyes en materia de protección de datos no son igual de restrictivas en todo el mundo”.

¿Qué hacer, entonces? “Al contratar un proveedor de servicios cloud, se deben establecer acuerdos a nivel de servicio o ANS de tal forma que se especifique claramente quién es el responsable de los diferentes aspectos que afectan a la seguridad del servicio”, aconseja el experto.

“El sistema que gestione la información más confidencial debería estar basado en una nube privada”, concluye Lozano, “mientras que los datos que no sean críticos para la empresa podrían ser gestionados mediante un sistema de nube pública”, lo que se conoce como la nube mixta o híbrida.

Índices y un fondo para seguir de cerca un sector muy rentable

Dos de los índices que engloban a las principales empresas que hacen posible la computación en la nube son el BVP Nasdaq Emerging Cloud, que gana casi un 52% en bolsa desde enero, y el ISE Cloud Computing, que se revaloriza en torno a un 22% en lo que va de año, frente al 14% del Nasdaq 100 o el 6% que cae el S&P 500 en la primera mitad de 2020.

Uno de los fondos de inversión que replican al Nasdaq Emerging Cloud es el Wisdom Tree Cloud Computing ETF, gestionado por Chris Gannatti. “La gente pensará primero en la infraestructura como servicio (Iaas), que les lleva a Amazon Web Services y a Microsoft Azure como dos de los mayores jugadores“, plantea el experto.

Pero, “profundizando un poco más, uno podría ver empresas como Salesforce, Paypal y Adobe” y destaca el recorrido de Zoom Video Communications durante la pandemia para situarse en una posición tan aventajada en los servicios cloud.

“Los proveedores ofrecen servicios cada vez más complejos”, cuenta a este diario Gutiérrez-Aguado.

Entre las empresas del fondo, Gannatti resalta varias por lo baratos que cotizan sus beneficios en bolsa. Son 2U, J2 Global, Box, Zuora, Domo, Yext, Dropbox y Workiva, algunas de ellas con un valor bursátil de poco más de 1.000 millones de euros, como Zuora.

Pero si hay una compañía por la que apuesta es Veeva Systems, la única del sector de la salud. En un futuro no muy lejano, “habrá más servicios que la gente podrá llevar a cabo sin necesitar tener un médico delante”, dice, y esa tecnología pasará por la nube.

Un entramado mundial de centros de datos

Grandes empresas internacionales como IBM, Dell, HP, Apple o Facebook son también nombres que conviene tener en cuenta en el entramado de la nube. Sin embargo, una empresa pequeña puede también instalar su propia infraestructura.

“Se necesitan son servidores que tengan bastantes CPU [unidad central de procesamiento] y bastante RAM [memoria de acceso aleatorio]. Tampoco hace falta una cantidad ingente: a lo mejor con tres o cuatro servidores puedes montar una pequeña nube para dar soporte a tus procesos”, explica Juan Gutiérrez-Aguado, de la Universitat de València.

Alphabet y Telefónica anunciaron un acuerdo por el que Google Cloud inaugurará una región cloud en Madrid.

Eso sí, “se necesitan servidores potentes, redes de alta velocidad que comuniquen esos servidores de una forma eficiente, y con eso puedes hacer un despliegue del software libre de OpenStack u Opennebula, una plataforma española de cloud computing para administrar centros de datos, de código abierto.

Aun así, concede el experto, “al final, la gracia de todo esto está en la alta disponibilidad y eso es lo que diferencia lo de montarte algo en plan casero, que está bien, de lo que ofrecen estas empresas grandes”, sostiene. “Como tienen centros de datos en todo el mundo, cuando reservas un recurso ese recurso esta replicado de tal manera que si cae un recurso en una determinada región, lo tienes replicado en otra para no interrumpir tu servicio”, señala.

En España, empresas como Indra han acabado por ofrecer el diseño y la implantación de centros de datos a sus clientes. Movistar dispone de un centro de datos gestionados en Alcalá de Henares, que se suma a los otros cinco centros de datos de Telefónica en nuestro país. Asimismo, firmas como Equinix, Interxion, Global Switch o DXC cuentan con infraestructuras de datos en Madrid y otros territorios españoles.

Los gigantes tecnológicos también han puesto el ojo en la Península Ibérica. Microsoft, Facebook y Telxius ya unieron Virginia Beach con Bilbao por medio de un cable submarino bautizado Marea para la transmisión de datos.

Hace poco más de un mes, Alphabet y Telefónica anunciaron un acuerdo por el que Google Cloud inaugurará una región cloud en Madrid que aprovechará la infraestructura local de la teleco española.

Y todo ello se une a la decisión de Amazon de construir tres centros de datos en Aragón para 2022, en las provincias de Huesca y Zaragoza. De este modo, sería la séptima región cloud de AWS en Europa, tras las de Dublín, Fráncfort, Londres, París, Estocolmo y Milán.

“Los proveedores ofrecen servicios cada vez más complejos”, cuenta a este diario Gutiérrez-Aguado. Menciona, por ejemplo, la inteligencia artificial: ofreciendo modelos de redes neuronales profundas ya entrenadas para visión artificial, reconocimiento del habla, etcétera.

Unos servicios, concluye el profesor, que van “hacia la virtualización ligera con el uso de contenedores y hacia la facilidad para el usuario en el sentido de poder ejecutar código sin necesidad de aprovisionar de antemano recursos”.

Con información de la agencia ‘Notimex’.

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