Servicios de comestibles online tratan de suplir la demanda

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Una pandemia que obligue a todo el mundo a quedarse en casa podría ser la oportunidad perfecta para los servicios de comestibles online. En la práctica, han tenido problemas para asimilar el aumento de pedidos, exponiendo su limitada capacidad para responder a un repunte de la demanda sin precedentes.

Luego de que las compras por pánico dejaron las baldas vacías de productos básicos como pasta, comida enlatada y papel higiénico, muchos compradores descubrieron rápidamente que encontrar turno para la entrega de las compras realizadas online era también prácticamente imposible.

“Preparar una comida es un desafío cada vez es más grande”, dijo Paul Smyth, un ingeniero de software que vive cerca de Manchester, Inglaterra, donde la industria de comestibles online está especialmente avanzada. Desde hace años, es cliente del supermercado británico Ocado, que solo opera en internet, pero no ha sido capaz de encontrar un hueco desde que recibió su última compra hace dos semanas.

El problema para muchos servicios de entrega es aumentar el personal que recoge los productos en las tiendas y los reparte. Pero para Ocado, un servicio pionero que depende de almacenes robotizados, aumentar significativamente los servicios supondría una gran inversión en maquinaria y almacenes, que llegaría tarde para enfrentar el alza de la demanda.

Smyth dijo que está empezando a quedarse sin carne y comida congelada, pero quiere evitar ir al supermercado físico porque teme que su asma, diabetes y presión alta sean factores de riesgo si contrae el nuevo coronavirus.

“No entraré en pánico por una semana más, pero si tengo que esperar otras dos semanas por un turno de entrega va a estar muy justo”, señaló.

La crisis del coronavirus está dando un impulso a la industria del comercio electrónico, pero los problemas en Ocado y en otros supermercados online ponen de manifiesto lo difícil que es para la industria acelerar el ritmo de repartos.

En Estados Unidos, la compra de comestibles había estado migrando lentamente a internet, con hasta el 3% de las compras minoristas, según un reporte elaborado por Deutsche Bank el año pasado.

Cuando llegó la crisis, los pedidos online crecían a medida que millones de estadounidenses se quedaban en sus casa. Durante la semana del 2 de marzo, antes incluso de que algunas ciudades y estados impusieran cuarentenas, las ventas de alimentación en Instacart, Amazon y Walmart subieron al menos en dos tercios con respecto al año anterior, según Earnest Research. Instacart, una plataforma asociada con más de 25,000 tiendas en América del Norte, dijo que los pedidos en las últimas semanas aumentaron un 150%.

En consecuencia, los clientes en la Ciudad de Nueva York, el principal foco de la pandemia en el país, esperan durante días por unos productos que normalmente tardaban horas.

En China, donde surgió el brote en diciembre, las ubicuas aplicaciones de comestibles para celulares ayudaron a millones de personas a superar meses de estricto confinamiento. Aun así, Freshippo, la cadena de supermercados del gigante del comercio electrónico Alibaba, reclutó a trabajadores despedidos de restaurantes como empleados temporales a medida que recibía más pedidos por la app y el tamaño medio de las canastas aumentaba en la primera mitad de febrero.

Se estima que el mercado de comestibles en internet en Gran Bretaña, uno de los más avanzados del mundo, representará el 8,3% de todas las ventas en 2020, según la firma de investigación de mercados Mintel. Sin embargo, Ocado y las versiones online de rivales físicos como Tesco, Sainsbury’s y Asda, propiedad de Walmart, están ocupados. Para ser justos, estos están priorizando la atención a clientes vulnerables.

Los supermercados tradicionales que tienen versiones web menos sofisticadas, emplean a personas para tomar los artículos de las baldas.

Así es “un poco más fácil asumir incrementos repentinos en la demanda”, señaló Simon Bowler, analista en Numis Securities. Solo hay que contratar más personal.

Y las empresas han empezado a hacerlo. El supermercado británico Morrison está contratando a 2,500 personas más para realizar y repartir los pedidos. Amazon busca a más de 100,000 trabajadores e Instacart planea sumar 300,000 empleados temporales más, más del doble de los que tiene ahora para esta labor.

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