Streaming: The Fallout: La vida después retrata con sensibilidad el estrés postraumático de las masacres escolares

The Fallout: explora la vida de una adolescente que sufre una experiencia trágica en su colegio.
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La ópera prima de Megan Park tiene una secuencia inicial con la que su realizadora se luce enormemente al retratar con sensibilidad un tópico áspero para su debut: la epidemia de los tiroteos escolares en los Estados Unidos. The Fallout: La vida después, que ya se encuentra disponible en la plataforma de streaming HBO Max, muestra a Vada (Jenna Ortega, quien desde la serie You a la quinta entrega de Scream viene demostrando su talento con creces) ingresando al baño de su escuela y manteniendo una conversación casual con Mia (Maddie Ziegler, la excelente bailarina de los videos de Sia que sigue incursionando en la actuación). La charla, que se suscita con cierta timidez, se ve súbitamente interrumpida.

Las jóvenes escuchan tiros y se esconden allí, intentando mantenerse en silencio mientras sus expresivos rostros lo dicen todo. Park no se tienta con la dramatización excesiva de un hecho de por sí aberrante, y apuesta a un minimalismo cercano al de Gus Van Sant en Elephant, pero revirtiendo la mirada de aquel extraordinario largometraje. En The Fallout, el responsable de la masacre escolar está en off y se lo nombra en un par ocasiones, ya que es la perspectiva de los sobrevivientes (la de Vada en particular) la que le interesa a la directora, y el espacio en el que logra un relato empático sobre la multiplicidad de reacciones ante un trauma y lo atemorizante que resulta el pensarse eternamente permeable a una regresión al ver que hechos similares siguen aconteciendo.

De esta manera, Park aborda cómo Vada lidia con el después de la tragedia -o cómo no lidia, para ser más precisos- a través de viñetas simples donde priman las emociones por sobre cualquier palabra reparadora. En The Fallout siempre se prioriza el recorrido de esa joven hacia un lugar de tranquilidad, estado al que le cuesta llegar por varias dificultades a las que busca tapar con placeres esporádicos. Park filma con delicadeza el temblar de sus piernas cuando sus padres deciden que es hora de retomar las clases, su rostro cubierto en sudor cuando se despierta todas las noches por una pesadilla, y su caminar errante por la casa de Mia, con quien refuerza esa conexión que tuvo desde el momento en que ambas se acompañaron en esos minutos en los que creyeron que iban a morir.

Los encuentros entre las jóvenes también arrojan luz sobre los deseos de Vada y su atracción por su amiga, pero Park explora esa arista del personaje simplemente como una parte más de su identidad. Esa naturalidad al mostrar un vínculo entre dos adolescentes también es otro logro del film y del guion de su realizadora, quien pone el foco en cómo su protagonista se descubre a sí misma sin que eso constituya un conflicto o una realidad que deba ser revelada a terceros.

Al haber concebido un personaje tan fuerte como Vada -y al contar con una interpretación de Ortega tan espontánea que es imposible no querer acompañarla en cada paso-, cuando Park pone la lupa sobre otros sobrevivientes, la película se estanca momentáneamente. Entre esos roles secundarios está el de Quinton (Niles Fitch), quien encuentra en Vada a una confidente tras haber perdido a su hermano en el tiroteo, y Nick (Will Ropp), el mejor amigo de la joven, quien representa a los alumnos que toman acción para cambiar las leyes de tenencia de armas. Como Park no les da espacio suficiente, la presencia de ambos en la historia se siente un tanto forzada, como si estuvieran allí para que sus caminos contrasten con el de la protagonista, algo que no sucede con Mia, cuya subtrama va adquiriendo relevancia a medida que avanza el relato y su mundo interior se despliega.

Con excepción de esos traspiés, The Fallout es una película conmovedora, con una gran banda sonora de Finneas O’Connell (el reconocido hermano cantante, productor y compositor de Billie Eilish), en la que Vada se comunica y se mueve por su microcosmos como una adolescente real, y no de manera impostada. Ese espíritu genuino del film que ganó tres premios en el festival South by Southwest mucho le debe a Ortega, un talento para seguir de cerca, quien aquí es la aliada ideal de Park en su más que auspicioso debut.

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