Taika Waititi hizo ‘Thor: Love and Thunder’ pensando en cómo “enojar a los fans” de Marvel
En gran medida, la producción moderna de éxitos de taquilla ha dependido del apaciguamiento de los fans para hacer que los gigantes de franquicia avancen suavemente. Pero al hacer “Thor: Love and Thunder” (“Thor: amor y trueno”), Taika Waititi no estaba interesado en eso. El director abordó la película por el lado contrario. ¿Qué es lo que enojaría a los fans?
“Quería mostrarlo bajo una luz que la mayoría de los fanáticos de Thor realmente no querrían si les preguntaras”, dijo Waititi. “Si les dijeras: ‘Sí, voy a hacer que Thor se enamore’, probablemente es lo último que querría escuchar un fan de Thor”.
“Thor: Love and Thunder”, que se estrena, es la cuarta cinta de Thor de Marvel y la segunda a cargo de Waititi tras el éxito de 2017 “Thor Ragnarok”. Esa película, un éxito entre los fans y la crítica, reinventó al dios del trueno interpretado por Chris Hemsworth y le dio un tono más libre e idiosincrático al héroe más monolítico de Marvel.
Pero si “Ragnarok” era la versión de Waititi de una película de Marvel, “Love and Thunder” podría ser simplemente una película de Taika Waititi, sin equivocación. De las 29 películas hasta ahora en el Universo Cinematográfico de Marvel (UCM), ninguna puede ser tan distintivamente obra de su cineasta.
En “Love and Thunder” hay cosas que generalmente no entran en el UCM, como los niños y el cáncer. Es caótica, revoltosa y sorprendentemente tiene una escala humana. El valor viril es casi un chiste. Thor ni siquiera es realmente Thor. Su martillo, Mjolnir, ha transformado a la Jane de Natalie Portman en la Poderosa Thor. Para cuando Waititi casi ha terminado su historia, la mayor batalla de Thor es convencer a una menor de edad de ponerse los zapatos correctos antes de salir de casa.
“Para mí, es bueno darles a los fans algo que no saben que quieren”, dijo Waititi en una entrevista reciente por videollamada desde Los Ángeles. “Especialmente con ‘Ragnarok’, cuando firmé, muchos fans se asustaron. Decían: ‘¿Quién es este tipo? Va a tomar a nuestro precioso Thor y lo va a arruinar’. Y yo dije: ‘Sí, exactamente. Esa es exactamente mi intención. Y lo haré mejor, sólo que ustedes no lo saben todavía’”.
Cuando Waititi recibió las riendas de “Ragnarok”, el cineasta neozelandés de 46 años era menos conocido para la mayoría de los fans de Marvel, y el primer director indígena a cargo de una gran película de superhéroes. Fue un salto enorme para Waititi, quien tras pasar años pintando a finales de su veintena, se dedicó a hacer películas cómicas independientes como “Boy” y “Hunt for the Wilderpeople” (“A la caza de los ñumanos”), con una seriedad absurda y un tono libre.
Pero desde “Ragnarok”, Waititi ha emergido como una dinamo para Hollywood, frente y detrás de las cámaras, manejando múltiples taquillazos de estudio y proyectos más alternativos. Su “Jojo Rabbit”, una historia de la Alemania nazi desde la perspectiva de un niño en la que Waititi interpretó a un Hitler imaginario, recibió seis nominaciones al Oscar en 2020. (Waititi ganó en la categoría de guion adaptado). Tiene en camino otra película para Searchlight Pictures, “Next Goal Wins”, así como dos series de Willy Wonka para Netflix, una película de “Flash Gordon” para 20th Century Studios de Disney, una serie de “Time Bandits” para Apple TV+ y una película de “Star Wars” que espera escribir pronto.
Hollywood le ha dado casi cualquier propiedad intelectual posible a Waititi, dispuesto a que el director la desmantele.
“Me sorprende porque nunca lo quise. Siempre quise hacer cosas más modestas con mis amigos”, dijo Waititi. “La idea de trabajar con un estudio nunca me atrajo. Entonces trabajé con Marvel y me di cuenta de que, bueno, hay maneras en las que puedes trabajar con los estudios que no tienen que ser dolorosas”.
“Mi trabajo es llegar y tener tantas ideas como pueda y no pensar demasiado en las consecuencias, y dejar que me mantengan en el carril de Marvel”, agregó Waititi. “No es mi trabajo ir y ver cada película o leer cada cómic. Estoy seguro de que eso es contrario a lo que mucha gente piensa que un cineasta debería hacer”.
Es un giro algo irónico para un cineasta que, como actor en “Free Guy” del año pasado, parodió la demanda comercial de las secuelas y que alguna vez sintió repulsión ante el pensamiento de pasar largos meses en postproducción en los Estudios Marvel en Burbank, California.
“Es más la idea de Burbank como un lugar”, aclaró Waititi. “Salir está bien si cierras los ojos e ignoras el hecho de que estás en Burbank y almuerzas comida de Burbank”.
Pero, ¿qué tanto del espíritu anárquico de Waititi pueden soportar las franquicias más grandes de Hollywood? “Ragnarok” recaudó 850 millones de dólares a nivel mundial y “Love and Thunder” tiene expectativas similares. Su habilidad para conectar con el público masivo, a pesar de sus mejores esfuerzos por subvertir sus aspiraciones, es superada por pocos cineastas actuales. Sin embargo, algo como “Star Wars” ha sido particularmente resistente a cambios de tono cómicos, algo de lo que Waititi es muy consciente.
“Tiene que sentirse auténtico en mi tono”, dijo sobre la película de “Star Wars” anunciada hace dos años. “No diría que ninguna de mis películas son solo comedias. Nunca he hecho una comedia total. Nunca he hecho algo que sea puro chiste. Siempre tiene algo que resuena o se conecta con algún problema humano. Se trata de la familia. Se trata de las (grosería) familias. No creo que la sangre te haga familia en absoluto”.
“Las familias son solo una mezcolanza de personas que de alguna manera gravitan una hacia la otra”, agregó Waititi, quien fue criado por una madre judía, un padre maorí en gran parte ausente (se separaron cuando Waititi tenía 5 años) y una amplia gama de parientes. “Mi familia es tan gigantesca. Son miles de personas”.
Eso incluye a colaboradores como Jemaine Clement (con quien Waititi hizo “What We Do in the Shadows”), Rhys Darby (con actualmente actúa en la serie de HBO Max “Our Flag Means Death”) y muchos más. Otro es Sterlin Harjo, a quien Waititi conoció hace años en el circuito de festivales, donde se unieron como artistas nativos con un sentido del humor similar. Waititi ayudó a Harjo a poner en marcha su aclamada serie de FX “Reservation Dogs”, sobre cuatro adolescentes indígenas estadounidenses en Oklahoma.
“La forma en la que Taika dirige, la forma en la que hace cosas, se trata de espontaneidad”, dijo Harjo, quien el próximo mes estrena la segunda temporada de la serie. “Se trata del truco de magia de todo esto. Hacer que todo pase al mismo tiempo es donde reside la creatividad para él. Es como si estuviera operando a este nivel en el que debe tener todo funcionando al mismo tiempo”.
El amor de “Love and Thunder”, que Waititi coescribió, se aplica más directamente a la relación entre Thor y Jane, pero también tiene que ver con otros aspectos de la secuela de “Thor”, incluido el dolido villano de Christian Bale y los niños secuestrados que desempeñan papeles cada vez más centrales en la trama. Waititi, que tiene dos hijas con la productora de cine Chelsea Winstanley (la pareja se separó en 2018), recurrió a sus hijas y a otros para ayudar a diseñar los monstruos de la película. También aparecen en la cinta los hijos de Hemsworth, Bale y Portman.
“Es nepotismo en su máxima expresión”, dijo Waititi. “¿Y por qué no? Es una película sobre la paternidad y sobre poner a alguien más antes que a ti mismo”.
La primacía de los niños en “Thor: Love and Thunder” va muy acorde con otras películas de Waititi. “Boy” estaba libremente basada en su propia infancia en la década de 1980 en Waihau Bay. Su primer cortometraje, el nominado al Oscar “Two Cars, One Night”, trata sobre una niña y un niño que se hacen amigos mientras esperan a sus padres en un estacionamiento fuera de un pub. El ejército de niños que ayuda a salvar a todos en “Love and Thunder” es solo la batalla más reciente en la guerra de Waititi contra la adultez. A fin de cuentas, ni Thor puede con eso.