Tras un año vertiginoso Williams conoce su propio valor
Michelle Williams no puede creer que haya pasado menos de un año desde “el tema del pago”. El tiempo parece haberse acelerado desde el pasado octubre, cuando, mientras filmaba la cinta basada en historietas “Venom”, lo inimaginable comenzó a ocurrir: titanes de su industria empezaron a caer bajo #MeToo.
Diez meses después, tras volver a filmar escenas de “All the Money in the World” para remover aquellas en las que aparecía con uno de los acusados, Kevin Spacey, Williams se volvió el centro de una polémica pública por la vasta discrepancia salarial entre ella y su coprotagonista Mark Wahlberg: ella recibió menos de 1.000 dólares; él 1,5 millones.
También este ha sido el año en el que se casó con el músico Phil Elverum, y comenzó a tomar decisiones profesionales atípicas para una nominada a cuatro premios Oscar que en su adultez se ha inclinado por películas independientes de directores como Kelly Reichardt y se ha mantenido alejada de las grandes producciones comerciales y de comics como la que actualmente promueve.
Durante un día de promoción para su filme más reciente, “Venom”, Williams estira el cuello al ver el póster tras ella con la mitad del rostro del astro Tom Hardy y la mitad del grotesco ser extraterrestre en el que éste se ha convertido. “No”, dice la actriz. “¡No se parece a mí!”
Pero Williams siente que está lista para asumir algunos riesgos y apostar por ella misma.
“Estoy reconociendo mi propia fuerza y mi propio valor”, expresó. “Tengo 38 años y apenas está sucediendo”.
Y además quería trabajar con Hardy.
“Ella es una de las mejores actrices que están trabajando en la actualidad”, dijo el director de “Venom”, Ruben Fleischer. Le preocupaba que no quisiera hacerlo, pero Williams dijo que la oferta solo la halagó.
Venom es un personaje en los comics de Spider-Man. La cinta de 100 millones de dólares, que se estrena el viernes, es parte de los esfuerzos de Sony Pictures por crear un universo más amplio del Hombre Araña con los personajes de Marvel que licencian. (Spider-Man no aparece en “Venom”).
“No es que me estén pidiendo todo el tiempo que actúe en este tipo de películas”, dijo Williams. “Pensé que sería divertido probar algo de mayor escala y ver si me puedo relajar”.
Williams interpreta a Anne Weying, la exprometida de Eddie Brock (Hardy), un personaje que logró hacer suyo, desde el vestuario ejecutivo (algunos atuendos los compró ella misma) hasta el diálogo.
“Algunas líneas me parecieron demasiado pasivas o dulces. Quise asegurarme de que ella pudiera mantenerse firme”, dijo Williams, citando el clásico de Howard Hawks “His Girl Friday” (“Ayuno de amor”) como una inspiración para la dinámica equitativa que quería transmitir. “Quise que fuera inequívoco que se hizo en la era de #MeToo. Dije, ‘Sé que no me van a dejar usar una camiseta de #MeToo, pero esa es la sensación que quiero’“.
El momento de #MeToo, y la debacle salarial, han llevado a Williams a reflexionar sobre su carrera y sus experiencias hasta este punto y lo que podrían significar para su hija de 12 años, Matilda Ledger.
“Era muy duro cuando era más joven. Sí te encuentras en estas situaciones con todos estos hombres. Una siempre está hablando con hombres, siendo fotografiada por hombres. Y yo no sabía que tenía otra opción. No sabía que podía decir que no. No sabía que podía decir, paren. Simplemente no crecí con nada de ese lenguaje. Y nunca pensé que podría cambiar. Pensaba que tendría que enseñarle a mi hija ese lenguaje”, dijo Williams. “Ahora, en Estados Unidos, siento que nuestras hijas van a crecer con un entendimiento diferente de lo que es posible, de a qué tienen derecho. Mi hija sabe que puede decir lo que quiera. Pero yo no lo sabía”.
Y su vida ha cambiado drásticamente el último año, aunque al principio no parecía que sucedería. La historia sobre la discrepancia de pagos tardó más de seis meses en despegar tras aparecer en el Washington Post a finales de noviembre.
“Cuando salió esa historia nadie me llamó. Ni una sola persona me dijo, ‘Oh, lo siento por ti’. Ni una sola persona. Eso reforzó esta mentalidad de que a nadie le importa y de que una está completamente sola”, dijo Williams.
Pero un doble golpe _ un tuit de su amiga Jessica Chastain y un artículo de USA Today durante los Globos de Oro en enero _ hizo que la historia tocara una fibra cultural sensible que llevó a Wahlberg a donar sus 1,5 millones de dólares al movimiento Time’s Up. La agencia de talento que los representa a ambos, William Morris Endeavor, agregó 500.000 dólares más.
“Para mí la heroína de esa historia es Chastain”, dijo Williams. “Le debo tanto”.
Espera que su lucha pública haya ayudado a alentar a otras mujeres afuera de la industria del espectáculo. Williams ahora gana un sueldo equitativo en un proyecto por primera vez en su vida, por una serie de FX sobre Bob Fosse, y con películas como “Venom” está “ampliando” su definición de sí misma.
Después de “Dawson’s Creek”, la serie con la que se dio a conocer a fines de los 90, donde dijo que “nadie pensaba amablemente o del todo en mi trabajo”, Williams se esforzó para establecerse como una actriz seria y ganarse el respeto de la industria, y de ella misma, con películas como “Brokeback Mountain” (“Secreto en la montaña”), ″Synecdoche, New York” (“Nueva York en escena”) y sus filmes con Reichardt “Wendy and Lucy”, ″Meek’s Cutoff” (“El atajo de Meek”) y “Certain Women” (“Ciertas mujeres”). Le preocupa perder algo de eso al probar otros medios.
“¿Tendré que dejar mi identidad o parte de ese respeto? Porque realmente eso significó mucho para mí“, señaló.
Pero también se está dando a sí misma un respiro.
“Sería la más feliz probablemente haciendo películas de Kelly Reichardt por el resto de mi vida. Realmente es donde mi alma está“, dijo Williams. “Pero vivo en Nueva York y tengo hijos en una escuela privada y otras consideraciones mientras me hago mayor y simplemente pienso, bueno, ¿qué pasa si hay algo más para mí?“.